Al hueso. Directo, vital, sin rodeos. Los mismos adjetivos aplicables al hardcore calzan a la perfección para definir el reciente show de Hatebreed en Chile, una impecable clase de vitalidad y ejecución que dejó la vara bien alta a los tres teloneros nacionales. Dueños de una pasión idéntica sobre el escenario, los foráneos dictaron cátedra sobre la canalización del torrente de energía que caracteriza al género, pero que sin una dirección corre el riesgo de convertirse en un torbellino sin sentido.
Al centro de la cancha una bengala ilumina un acelerado mosh donde se confunden las piernas y los brazos de varias decenas de fanáticos. El fuego encendido se aproxima hacia el escenario donde alguien lo toma para extinguirlo rápidamente. En el aire y varias veces, Jamey Jasta dibuja un circle pit con su dedo índice, y el público, ni corto ni perezoso, sigue las instrucciones del calvo frontman de los estadounidenses.
El repertorio de los norteamericanos fue implacable. Cada corte más rabioso que el anterior, sin olvidar el tributo a sus influencias mediante los temas “Ghost of War”, original de Slayer, y “Thirsty and Miserable” de Black Flag, contenidos en su último álbum, una placa de covers titulada “For The Lions”. Una presentación que parece ser la primera de una trilogía de terror, pues el 18 de septiembre la misma productora traerá a Walls of Jericho y el 8 de octubre debutará en Chile Killswitch Engage.
A las cuatro de la tarde en punto comenzó un encuentro de antología en el majestuoso Teatro Caupolicán. Warpath fue el encargado de abrir una jornada repleta de emociones ante una heterogénea concurrencia. Había veteranos ansiosos por escuchar en vivo a sus héroes de adolescencia y una audiencia más joven, casi extraída desde una cámara de criogenia de los ochenta, que lucía chaquetas de mezclilla sin mangas, poleras blancas, zapatillas ídem y el distintivo corte de pelo thrasher.
En verdad fue asombroso constatar cómo disfrutaba todo ese público amalgamado en un evento de tal magnitud. Era el turno de los master de Nuclear con un show demoledor, thrash metal al hueso que en vivo suma fuerza y agresión. A mi juicio debieron estar más hacia el cierre y fueron quienes tuvieron el mejor sonido, considerando que todo el show mantuvo un nivel de excepción.
En tercer lugar vendría Kingdom of Hate, quienes me sorprendieron por la frescura de su propuesta, sin perder los riffs típicos de guitarra, excelente definición de ideas y un trabajo vocal bastante contemporáneo que aporta un toque distinto a esta apuesta de metal chileno.
Era el tiempo de la ola death metal con Execrator. Aquí ocurrió algo con el sonido. No sé si producto de tantos cambios, pero en algo bajó la recepción, lamentablemente cuando hablamos de un estilo que requiere de precisión para que todos los cortes se entiendan. Le sucederían los maestros de Sadism, a quienes sigo desde sus inicios. Alguna vez a principios de los noventa tocaron en Rancagua y quedaron botados tras el show. Cuento corto, la media patota de tipos terminó en mi casa. Inolvidable. Me sucedió algo extraño y no es primera vez. Ya en Morbid Angel sentí lo mismo. Aunque los músicos tocan mejor que nunca no consigo distinguir los tramos pegados de sus temas, sobre todo de los clásicos, que como devoto de la banda seguí casi por instinto. Quizá haya que chequear el sonido en vivo.
A esa altura el lleno era total y salen al escenario los veteranos de Slavery, quienes tampoco alcanzaron su más alto nivel en vivo. Destacable la incorporación en la batería de Gabriel Fierro, quien le da un toque mucho más técnico y veloz a las bases.
Era la antesala del plato de fondo, una de las bandas más longevas de la escena: Dorso. Tal como cuenta Rodrigo “Pera” Cuadra en su presentación con clavos de cuatro en los brazos y la habitual puesta en escena. Aquí el sonido retomó su claridad y aunque jamás ha sido mi banda favorita, su presentación fue de lujo. Una de las más potentes e incluso superior a la de los esperados Pentagram. Hay que ser justo y decirlo.
Ya ansiosos por ver lo que nos presentaba Pentagram, los nervios provocaron una falta de coordinación en los minutos previos al inicio del show. La intro salió antes que los músicos estuvieran dispuestos para comenzar, aunque ello no disminuyó un ápice el interés del público. Todos sabemos que su repertorio no es el más amplio, pero verlos tocar y sonar como una de las bandas con más proyección de la época es impagable.
Inician una seguidilla de tracks de sus dos demos más unos insertos (covers) de sus mayores influencias: Slayer, Venom y Exodus.
A esa altura la potencia era máxima, todos coreaban los temas y los covers. Anton llamó a hacer el mosh más grande de la historia y el teatro se movía como un mar picado. El éxito fue total y Pentagram se despidió de su fiel público repitiendo un tema de su breve setlist. Era el cierre de la primera cumbre, una que rescató a las bandas pioneras del metal en Chile. Obviamente faltaron nombres, pero fue un paso importante y no dejamos de pensar en una segunda versión e incluso una tercera, segmentando por períodos y subgéneros.
Por Sergio Evans
Fotos por Bianca Zapata y María Loreto Correa
Qué difícil hablar de Anathema al verlos en vivo por primera vez. Es una de mis bandas favoritas, de aquellas que poseen la virtud de trastornarme mediante una dosis desgarradora de emotividad, como sucedió cuando conocí el Ep “Crestfallen”. Cada cierto tiempo vuelvo a escuchar ese material y me estremezco tal como me ocurrió cuando unos amigos me lo grabaron en un casete de marca TDK. De ahí en adelante la música cambió demasiado y de cierta manera hace tiempo no despertaba mi atención.
Tener la oportunidad de verlos tan cerca me hizo darles una segunda mirada. No piensen que soy extremista, “true” u otras estupideces por el estilo. Si escuchan el disco del cual les hablo se darán cuenta del porqué esculpió en mí una huella tan profunda. En este show se pudo apreciar este cambio cada vez más aplastante. Ya ni siquiera ingresan en la categoría de metal: ausencia de distorsión en las cuerdas, guitarras tradicionales, actitud de niños buenos y un arsenal de teclados y efectos a lo Pink Floyd.
Anathema tocó un repertorio extendido para deleite de sus fanáticos. Geniales fueron las interpretaciones de los temas que más me gustan de su etapa más popular: inician con “Empty” y dan paso rápidamente a “Closer”, que en el escenario alcanza momentos de locura debido a la combinación de tantos elementos in crescendo. Siguieron otros como “Hope”, el clásico “Deep” pegadito del que considero el mejor tema doom que han creado: “Lost Control”.
El piano más triste y desquiciado de su discografía inundó de tristeza y amargura el Caupolicán. Lo interpretaron increíblemente, al punto de hacerme caer en un llanto agónico, efecto que pocas bandas del estilo provocan en mí. Entonces me detuve y dije: “mierda el tema bueno, simplemente magistral en vivo”. Estos tipos aún merecen mi respeto por más cambios que hayan experimentado.
Los seguidores más dogmáticos del doom insisten en que Anathema no es la banda de antes. A la pléyade de fanáticos que los sigue de manera casi religiosa poco les importa si a principios de los noventa los tipos que tienen en frente editaron un álbum que se alzó como referente de un género que ya no practican. Mientras algunos se resisten a digerir esta versión suavizada de los mismos que antes lucieran tan rudos como el metal ordena, la mayoría aprecia la aguzada sensibilidad de los hermanos Cavanagh.
No sé en qué momento la devoción por la ahora banda de rock progresivo se convirtió en un culto. Porque todos los grupos poseen fans, pero no cualquiera presume de la incondicionalidad de los admiradores de Anathema. Los británicos tienen un organizado fans club local que deliró en 2006 con el primer recital de la banda en Chile y que siguió todas las alternativas de la nueva visita, incluyendo la programación de una fiesta post concierto.
La segunda presentación de Anathema en estas latitudes tuvo varios puntos altos. Primero, un extenso repertorio que valió cada peso de los boletos adquiridos. Los asistentes experimentamos un viaje por la discografía de los británicos que tuvo arrebatos de pura adrenalina en temas como “Panic” e instantes de exquisita intimidad durante la intervención de la seductora voz de Lee Douglas en cortes como “A natural disaster” y “Temporary peace”.
Hacia el final, canciones tan emocionales como “One last goodbye”, la versión acústica para “Wasted years” de Iron Maiden, un auténtico lujo ofrendado por Danny Cavanagh, y la escena que quedará grabada en la memoria de los asistentes. “¡Buenas noches Chile!”, exclama Vincent mientras toma impulso como si fuese a lanzarse hacia el público. En una fracción de segundos el vocalista se zambulle en medio de una masa de fans apasionados. Si aquello no es frenesí, ¿entonces qué?
Es la banda más precoz de la escena metal chilena de estos días. Su integrante más púber tiene apenas 16 años y el experimentado del equipo sólo 21. A la misma edad en que muchos preparan la PSU, o cuando su cédula de identidad ni siquiera les permite ingresar a recintos nocturnos, los músicos de Desire of Pain acumulan en el cuerpo varias horas en vivo, teloneo a los legendarios Sinister de por medio, y se mueven con fluidez en el mundo de los greñudos azota cabezas.
“¿Seremos los Jonas Brothers del metal?”, se pregunta Sebastián Silva, guitarra y voz. ¿Acaso lo menciona porque los demás miembros son hermanos o porque su popularidad ha ascendido de manera notable durante los últimos meses? El líder de la agrupación maneja su propia tesis. La amalgama de estilos es el principal atributo. No son black, death, ni atmosférico, pero simultáneamente su música posee elementos de todos esos géneros.
– Tú eres el integrante más “veterano”, recién con 21 años, ¿dirías que Desire of Pain es la típica banda que formas cuando estás en el colegio o más bien un proyecto profesional que busca consolidarse en el tiempo?
– Desde que empecé con Desire of Pain mi deseo era hacer algo serio y con futuro. Creo que fue porque venía saliendo de mi primera banda y ya tenía la experiencia de querer tener algo profesional, cosa que en ese tiempo no logré. En un principio Desire of Pain partió como un proyecto, pero luego de la salida de mi anterior banda pasó a ser algo de peso a lo cual le dedicaría todo mi tiempo y esfuerzo.
– ¿Cómo es componer en familia, dada la relación sanguínea entre bajo, guitarra y batería?, ¿has logrado afiatarte a un equipo que te lleva ventaja debido al parentesco?
– Es que como te comenté, cuando partí con Desire of Pain lo hice sin tener nada, solamente contaba con un tecladista el cual luego de un tiempo se retira de la banda y después estuve con integrantes no duraron más de dos meses. De hecho en un comienzo la batería la tocaba una mujer, que era conocida mía. Así, nuevamente había quedado sin integrantes para poder seguir adelante, con dos o tres canciones a medio hacer. Desde los 10 años nos conocíamos con Mauricio (primera guitarra), ya conocía a Mario (bajo) y a Álvaro (batería), pero nunca se me ocurrió hacer algo con ellos, hasta que un día le pregunto a Álvaro si me podía “PARCHAR” y ayudar para las ideas de las canciones. Luego vemos que se da un buen fiato, nos entendemos súper bien. Es más, creo que con él es con el que mejor me entiendo en la banda (risas). Le pido que se quede como miembro fijo y de ahí le pregunto a Mario y después a Mauricio, mi amigo de tantos años, siendo la formación oficial y la única hasta el momento. Trabajar con ellos es genial, me siento honrado y a la vez un pollo al lado de unos músicos tan grandes como ellos.
– ¿Qué hacen los miembros de Desire of Pain: van al colegio, a la universidad?, ¿qué tan importante ha sido el apoyo del entorno y en particular de la familia para iniciar esta carrera?
– Los tres estudian, Mario y Álvaro están en enseñanza media y Mauricio estudia en la universidad. Yo trabajo. La ayuda familiar por parte mía es bastante buena. Mi papá siempre me va a apoyar a las tocatas y siempre me está dando ánimos. No tengo nada de qué quejarme y de parte de la familia de los chiquillos, uff, el apoyo es inmenso. De hecho mucho avance de la banda es por la gran ayuda de don Mario, el papá de los chicos. Él es un siete o un 10 o un cien. Es la raja como persona, nos ha ayudado ene, tanto con los equipos que tenemos para ensayar o para poner como backline, el transporte para las tocatas, ayuda monetaria, en fin, un millón de cosas más. Es una gran persona don Mario y la familia de los chiquillos. Nos van a ver, sobre todo una tía de ellos que es rockera. Le gusta harto lo que hacemos y nos apoya desde que partimos.
– Tuve la oportunidad de verlos abriendo para Sinister y me impresionó su fortaleza para terminar el show a pesar de la animosidad de un público que no comprendió su propuesta, ¿cómo fue la experiencia de actuar frente a una audiencia adversa, así como la de telonear para un grupo extranjero?
– Cuando Chargola -Jorge Hurtado, productor- me comenta que seríamos parte de las bandas que telonearían a Sinister lo primero que pensé fue que era una broma y después que me lo corroboró casi me meo de la emoción (risas). Íbamos a tocar en el Galpón Víctor Jara, teloneando a una banda death metal, o sea, qué mejor, aunque desde un principio sabíamos que podría ser un gran problema para nosotros por la música que tocamos. Y dicho y hecho. Tuvimos sus pifias y palabras estúpidas de los más “TRVE” o más cerrados de mente a quienes les pones un tarro con piedras a grabar y dice Deicide lo encuentran una obra maestra. Aún así escuchamos aplausos y que a la gente le gustó lo que hicimos ese día. Algunas páginas comentaron de nosotros, muchas nos tiraron caca o fueron súper superficiales y contradictorias. No les tomé mayor atención, ya que si la banda en general había quedado contenta porque al productor Chargola le gustó nuestra presentación, eso nos importaba de verdad. Y claro, meses después pasó a ser nuestro actual manager (risas). Otro punto importante que nos hizo olvidar todas esas malas ondas que pensamos: llevábamos un año solamente tocando en vivo, recién habíamos terminado de grabar el EP y ya estábamos teloneando a una banda. Independiente de lo que había pasado, nos servía como currículum.
– Aunque son muy jóvenes y nuevos en la escena, se han ganado el respeto de gente que lleva tiempo en el circuito. ¿A que atribuyen la buena acogida de su música?
– Con suerte llevamos dos años activos y sin tantas presentaciones en comparación a otras bandas. Eso me ha llamado bastante la atención, ya que antes le comentaba a alguien sobre la banda y no cachaba nadie, pero luego de estar tocando y haber terminado de grabar el EP, había un número no menor de gente que ya nos conocía y también se notaba en nuestra página. Cada mes tenemos mil visitas, sé que no todas son de Chile, pero eso hace ver que algo nos hacemos notar. Sinceramente no sé, ¿puede que seamos mas poperos?, ¿seremos los Jonas Brothers del metal? Jajaja, puede que sea que como en Chile la banda que sale o es death, black, heavy o thrash y nosotros salimos de esas casillas y mezclamos de todo un poco, puede que sea más comercial (para los mas trve) o más fácil de gustar por el hecho de que no somos ni tan brutales ni tan mamones. Somos como un charquicán de música.
– ¿Cuáles dirían ustedes son sus debilidades y fortalezas?
– Una fortaleza, las buenas ideas que tenemos para crear música y los buenos músicos que hay en la banda. Otra cosa sería nuestra edad. Tenemos muchas ganas de hacer grandes cosas y a veces esas ganas con los años se van, ya que el baterista tiene 16 años el bajista 17 y el guitarra y yo tenemos 21 años. Una debilidad puede ser nuestra impaciencia. Queremos hacer y tener muchas cosas ya, a veces eso nos juega en contra. Nos gustaría ya ser una banda así de grande como Dorso, Criminal, Undercroft, Coprófago, Poema Arcanus o Mar de Grises, pero no perdemos las esperanzas de que algún día podremos ser igual de grandes que ellos. Está en nosotros seguir adelante.
– Ya lanzaron un EP, ¿para cuándo el larga duración?, ¿están trabajando en él o cuáles son sus planes más inmediatos?
– Luego del lanzamiento de “Ashes of the Darkness”, estamos terminando los últimos detalles de las canciones que irán en el disco que lo empezaremos a grabar en octubre, es lo más probable. Estamos trabajando bastante para que el material que se llegue a grabar sea bien bueno y para estar lanzando el disco en febrero. El plan más inmediato es ¡JUNTAR PLATA!, ya que como no tenemos sello ni nada necesitamos juntar los pesos para poder grabar algo bueno. Lo otro sería seguir presentándonos en vivo. Aún hay muuuuuuuuuuucha gente que ni sabe que existimos, aquí mismo en Santiago. La idea es que cuando saquemos el disco lo compren y para eso tenemos que tocar más seguido. Nuestra ansia es poder tocar en regiones ya que me consta que el público de regiones es muy, pero muy bacán.
– Además de integrar Desire of Pain, tú perteneces a otras dos bandas, ¿cuál es tu prioridad musical, cómo manejas el tiempo para ser igual de dedicado en los tres grupos?
– Mi prioridad musical es Desire Of Pain y en base a eso yo trabajo en días de ensayos y horarios. Con Timecode no me complica para nada ni tampoco con Hemathohidrosis, estoy súper bien con las bandas. En las tres hago lo que me gusta y me acomoda en los tiempos. Se vienen varias sorpresas con las otras bandas en que participo, ¿qué mejor?
– ¿Qué están escuchando en este momento?, ¿qué recomendarían en cuanto a material chileno?
– Mientras estuve contestando esta entrevista me hice un playlist para estar cómodo:
La Ley – Fotobofia
Bjork – All is full of love
Katatonia – July
Alcest – Souvenirs D’un Autre Monde
Opeth – Master’s Apprentices
Moonspell – Scorpion Flower
Extol – Ember
Stone Sour – Bother
La Ley – Eternidad
Bjork – Joga
Lengsel – Avkmat
Lengsel – Stille dualisme
Enslaved – Bounded by Allegiance
Enslaved – Neogenesis
The Gathering – Saturnine
The White Stripes – Blue Orchid
Slipknot – Duality
30 seconds to mars – A beautiful lie
Poema Arcanus – The crawling mirrors
Bloodbath – Blasting the virgin born
At The Gates – Blinded by fear
Deftones – Hole in the Earth
Opeth – To Bid You Farewell
Opeth – The Leper Affinity
Opeth – Burden
Ulver – EOS
En cuanto a material chileno, uff, lejos, pero lejos, aunque no necesitan ya propaganda, es Poema Arcanus, mi banda favorita, Nuclear, Perpetuum, Inanna, Dosel (gran banda amiga está partiendo pero están haciendo música la raja), Target, Coprófago, Octopus, Mar de Grises, Futhan (son la raja, para mí fue una gran sorpresa) Timecode (¡obvio!) Hemathohidrosis (¡otro obvio!) Favna Abisal (son bien cuáticos en sus composiciones, pero son bacanes) Joven Abuelo (banda rock indie creo), Soul Burner, Homicide, Twlight Mist, Undercroft y Burning Tears, ¡esas bandas a ojos cerrados!
– ¿Algún saludo o palabras finales para nuestros lectores?
– Gracias a Ciudad Metal por darnos este espacio para poder hacer conocida la banda. Esperamos tocar pronto por su ciudad. A los lectores gracias por todo su apoyo, por darnos un espacio en su colección de cd o mp3. A los que anónimamente acuden las veces que nosotros tocamos, muchas gracias por esos aplausos o xurros o pifias (risas). Estén atentos que luego entraremos a estudio y tendremos material renovado bien potente. Obviamente trabajaremos bastante para que sea de su agrado. ¡Estén atentos! Destroy The Madness!!!