Ariqueños Egregor presentan su primer video clip

Egregor acaba de presentar el video promocional de su sencillo “Vals de Luna”, que formará parte de un compilado de bandas de rock nativas de Arica. La música corresponde al guitarrista Richard Iturra, mientras el trabajo audiovisual tuvo la dirección de Cristián Toledo. La locación fue la Casa de la Cultura y ex aduana, monumento nacional cuya construcción fue encargada a los talleres de Gustave Eiffel en París. “Con este tema la banda muestra otra faceta, mas oscura y dramática, interpretado lo que se podría clasificar como un vals metal, donde se mezcla temática de angustia, locura, abandono, sentimientos de culpa e inocencia, llevado a cabo con melodías intensas y a ratos sutiles para dar paso luego a otras más densas y potentes”, detallan. Egregor compone los temas que incluirán en su primer disco, que saldría a la venta el primer semestre de 2013.

Krudo lanza video autoproducido para su sencillo “Asesino”

Los nacionales Krudo estrenan el video de “Asesino”, sencillo que se desprende de su disco debut titulado “Demencial”. El clip, registrado en el ex hospital psiquiátrico de Cartagena y una propiedad abandonada en San Sebastián entre los meses de noviembre y enero, fue autoproducido por el guitarrista Mario Ruíz y contó con la ayuda de Gustavo Amaro en las cámaras.

Sacramento estrena video para “Everything to Waste”

Sacramento, uno de los créditos nacionales ya confirmados para la primera edición de The Metal Fest, estrenó video para el segundo sencillo de su álbum debut “Weight of Sin”.  Para “Everything to Waste” la banda trabajó durante un día completo bajo la dirección de Fernando Orellana de Aukache Films, junto a quien registraron el material en un edificio destruido por el fuego en el centro de la capital. El lanzamiento del clip coincide con el patrocinio de guitarras B.C. Rich. Así que solo buenas noticias para este cuarteto.

Stratovarius, o cómo una banda pisa fondo y renace de sus cenizas

Y pensar que hace un año Timo Tolkki daba la extremaunción a uno de los emblemas del power metal. Stratovarius finiquitaba una temporada de tormentas internas que incluyó recambio de piezas y desvaríos nerviosos de su entonces líder. Es muy probable que nadie apostara un centavo por los finlandeses, que para asombro de los fanáticos consiguió reagruparse, lanzar un álbum notable y ofrecer una de las reinvenciones más impactantes de los últimos años.

Para festín de los seguidores locales, Stratovarius hizo escala en Santiago para demostrar la excelente forma musical en que se encuentran. De comienzo a fin, una celebración para los amantes del pariente más veloz, alegre y virtuoso del metal. La obertura de “Destiny” anunciaba cómo se venía la noche. Colmada de recuerdos de los mejores tiempos y cargada de hits como “Hunting High And Low”, “The Kiss Of Judas”, “Twilight Symphony”, “A Million Light Years Away” y “Black Diamond”.

Un espectáculo en que cada integrante mostraba aún más destreza que el anterior. Mención especial para Matias Kupiainen, un joven y hábil guitarrista capaz de imprimir el mismo sentimiento a los clásicos de Stratovarius. Y qué insigne momento el del solo de cuerdas junto al bajista Lauri Porra, cuando improvisaron una melodía que sonaba muy chilena e instó en el público el choque de palmas típico de la cueca. Una lástima que una banda tan afable sobre el escenario no destinase unos minutos para efectuar el meet and greet por el cual varios fanáticos reservaron una suma adicional.

Una jornada redonda en un coliseo inédito para el metal, el Espacio Broadway de la Ruta 68, local de excelente factura para cualquier evento, pero cuya falta de transporte colectivo coloca grandes trabas para recitales masivos. Los dos buses de acercamiento, pintorescamente bautizados como “El Seductor”, no dieron abasto para el número de asistentes que debía retornar a Santiago.

Recuerdos de metal II: hazlo tú mismo

Por acá otra vez. Sí, porque hace un rato me propuse escribir mis memorias, obviamente relacionadas con el metal que dicho sea de paso ha estado presente en mi vida y para quedarse.

Hace unas semanas revisaba en Internet efectos y pedales creados de manera artesanal por chilenos fanáticos de la electrónica aplicada a la música. Artificios de excelente factura y por completo factibles de ser exportados. En ese momento recordé aquellas interminables tardes de ensayo donde el mítico “Choche”, personaje para quien reservaré un capítulo entero. Escuchando a una banda de cuyo nombre hoy no me acuerdo, intentaba precisar cómo sacaban ese sonido afilado y chillón a la guitarra. Eso, hasta que vi el pedal que había en el suelo. El aparato llamó mi atención porque lucía a medio terminar, los cables asomaban hacia fuera y ni siquiera tenía controles. Era un auténtico efecto casero. Una joya, una reliquia, una pieza de colección. La filosofía del “DIY” o “hazlo tú mismo” se gestaba en los talleres de Electromecánica de la escuela Industrial. Increíble.

Tan increíble como cuando una mañana “Execration” se instala en el patio del liceo. Max, Pedro “Pepe” Fuenzalida y Perro dan play a un set list cargado de grindcore, con temas de culto como los de Cryptic Slaugther. Eso fue devastador y encaminó mis pasos hacia la formación de una banda. Caso similar pasó con los ya formados “Chaotic Death”, si no me equivoco en el nombre. Una tarde tipo ocho, en el gimnasio de la Industrial, se instalan Tomate “Pingo”, Jorge Soto y compañía y se mandan una seguidilla de cortes thrasheros de los maestros Kreator. Ahora que lo pienso, el hecho de que no existiera tanto aparataje hacía que las actividades parecieran más intensas y entusiastas y, como se concluyó en el foro que celebramos con Ciudad Metal este año, más románticas. En fin, quedo con la misión cumplida por ahora. Saludos a quienes han comentado esta sección. Hasta la próxima y les dejo unas rarezas extranjeras de aquellos tiempos. Recuerdos gloriosos de cómo eran la cosas.