The Sirens, @Teatro Nescafé de las Artes Providencia

Sublime velada la vivida junto a estas tres intérpretes europeas que condensan la historia de uno de los subgéneros del metal junto a sus bandas primigenias. Anneke Van Giersbergen (The Gathering), Liv Kristine (Theatre of Tragedy) y Kari Rueslatten (The Third and the Mortal), por primera vez en un país que le profesa un particular cariño, unifican repertorio en un espectáculo que enciende la nostalgia y energiza en partes iguales. ¡La voz, qué noble instrumento!

Fotografías por María Loreto Correa

Anneke, la voz que robó el habla a los metaleros

Anneke van Giersbergen repitió el milagro. La holandesa que enseñó a escuchar a los fanáticos del metal durante sus años junto a The Gathering, a quienes debe una incondicional masa de devotos seguidores, asombró nuevamente a un público atípico para el tipo de música que hoy interpreta, un rock minimalista por momentos sustentado únicamente en su privilegiada voz. Y cómo no, si apenas comienza a cantar la audiencia se sobrecoge ante una melodía que parece brotar directo del alma.

Agua de Annique, la banda que formó tras su partida de The Gathering, legitimó a Anneke como una de las intérpretes más importantes de la escena actual. Una cantante que trasciende géneros y etiquetas, que llena cualquier registro y congrega a un heterogéneo grupo de seguidores, desde quienes la conocieron agitando su larga cabellera a mediados de los noventa y los que la amaron por los trabajos más pausados que antecedieron su adiós a la emblemática agrupación europea. Su talento es tan indiscutible como su simpatía y carisma sobre el escenario.

La sencilla Anneke se encarga de derribar cualquier barrera posible. En un ambiente muy íntimo, tenuemente iluminado, compartió con los chilenos sus últimas composiciones. “Beautiful One”, “Day after yesterday”, “Sunken soldiers ball”, “You are nice!” se sucedieron para disfrute de los fans. Pero hubo más. “Scorpion Flower”, de su colaboración junto a Moonspell, “The blowers daughter” y “Somewhere”, contenidos en el aún más reposado “Pure Air”.

Sus músicos demostraron sobriedad y eficacia. En tanto Anneke, multifacética, tomó la guitarra en varios temas y optó por el teclado en otros. Un goce para los oídos.

Pero me ocurrió algo extraño. Al escucharla gritar en su lograda versión para “Digging the grave”, original de Faith No More, recordé por qué me gusta el rock. Lo que me apasiona del estilo es que por naturaleza no permanece quieto. Si bien puede jugar con los tiempos y posee tantas derivaciones como ejecutantes, en esencia es música furiosa apta para desintoxicar el espíritu. En esto no hay fórmulas predeterminadas. Si no salí del teatro emocionada como la mayoría nada más significa que poseo una sensibilidad distinta.

Mención aparte para un detalle de la organización. Los reporteros gráficos no pudieron acceder a la zona inmediatamente anterior al escenario, donde suelen ubicarse durante los tres primeros temas y así obtener imágenes más cercanas de los artistas. Como no hubo un aviso de por medio, varios no portaban lentes apropiados para la distancia en que la prensa fue acomodada, añadiendo enorme dificultad a su trabajo. Una cuota de cortesía a este respecto será bienvenida en próximas oportunidades.

La voz que sobrecogió al Providencia

Sublime. Simplemente sobrecogedor. Así fue el primer concierto ofrecido por los holandeses The Gathering en Chile, el martes 24 de febrero en el Teatro Providencia de la capital. El ecléctico show de dos horas de duración, orquestado por la bellísima voz de Anneke Van Giersbergen, tuvo encantado a un público de casi dos mil personas, quienes paradójicamente compraron sus boletos para el segundo recital, pues el programado para el día 25 agotó entradas con dos semanas de anticipación.

La banda que en 1998 estuvo a punto de visitar tierra chilena, pero canceló a último minuto por razones desconocidas por los músicos, según comentaron en la conferencia de prensa ofrecida en un sobrio hotel de tres estrellas del centro capitalino, arribó el mismo martes 24 en la mañana. El cansancio del largo viaje desde México, donde tocaron en el Monterrey y el Distrito Federal, no se notó para nada sobre el escenario. Sólo buenos argumentos musicales y nada de efectismos llenaron la noche de recital.

A las 21.15 horas, las azules cortinas de terciopelo se abrieron para la aparición de los cinco integrantes de la banda, quienes visitan Chile dentro del itinerario de la gira Sleepy Buildings, mismo nombre de su último álbum, una grabación semi acústica de lo mejor de su repertorio. Sin embargo, el espectáculo fue mucho más enchufado que desconectado. La banda interpretó temas de todas sus producciones: “Nighttime Birds”, “How To Measure A Planet?”, “If Then Else” y “Souvenirs”.

Una inusual disposición de los instrumentos sobre el escenario -la batería ocupaba un costado y no el centro- acogió a la banda que deambuló entre guitarreos rockeros, sonidos electrónicos y solos de teclado y voz que enmudecieron el recinto por la conmovedora voz de Anneke, quien a pesar de escribir letras melancólicas siempre mantiene una sonrisa en sus labios. En su limitado español, agradeció a los chilenos por su amabilidad.

Aunque todos los temas impresionaron al público, fue recién con “On Most Surfaces” cuando la gente despertó para cantar junto a Anneke el primer corte de “Nighttime Birds”. La emotiva balada “Saturnine” marcó otro punto alto de la noche. Luego, los más clásicos temas de “Mandylion”, el disco de 1995 que colocó a la banda a la vanguardia del metal, hicieron arder el copado teatro. “Strange Machines”, con Marjolein como segunda guitarra, y “Eleanor”, interpretados al hilo después del bis número dos, fueron el mejor cierre para un show in crescendo.

The Ahora, la banda regresa al hemisferio norte, a Miami y Nueva York, y planea estar en tour hasta abril, con fechas en Grecia y algunos festivales internacionales europeos. También hará la música para un filme de animación japonesa y no descarta lanzar en DVD el registro de “Sleepy Buildings”. Afirman que existe una notable diferencia con el público de Estados Unidos, mucho más quieto, en contraste con la pasión de los chilenos. Y no revelan detalles sobre su próximo disco. “Es una sorpresa”.

PRENSA Y FANS
Originalmente programada para el martes pasado mediodía, el cansancio de la banda postergó el esperado encuentro con la prensa local. Ciudad Metal no descansó hasta obtener las primeras imágenes del grupo con sus seguidores chilenos, alrededor de las cuatro y media del martes, cuando luego de dormir tras el agotador viaje salieron rumbo a la prueba de sonido. Primero Rene, luego Frank, Marjolein y Anneke, la más codiciada por los fans.

Amables y relajados, aceptaron tomarse todas las fotografías solicitadas por una decena de fanáticos y estampar su firma en montones de discos. Vestida con una bata de flores, jeans celestes con doblez y zapatillas rojas, la carismática Anneke sorprendió por su sencillez y su frágil figura. En un inglés primitivo en algunos, avanzado en otros, los fans preguntaron cuan largo fue el viaje, cuánto tiempo estarían sobre el escenario y por qué no actuaron en Chile en 1998.

Hans fue el último en salir del hotel y colocar su rúbrica en los rayados álbumes, objetos de colección para sus incrédulos dueños. Luego de la improvisada sesión de autógrafos, los músicos abordaron el vehículo que los esperaba desde mediodía para trasladarlos al Providencia. El miércoles, en el salón de conferencias del Hotel Montecarlo, la banda posó para reporteros y respondió preguntas. Allí estuvimos y aquí las declaraciones de los músicos.

– ¿Es muy grande la diferencia entre el público chileno y el de Estados Unidos?
Anneke: Son muy diferentes. Acá son muy apasionados, es muy loco. Allá les gusta la música, pero son más tranquilos.

– Anneke, ¿por qué siempre pareces tan feliz y sonriente sobre el escenario?
Anneke: (ríe) Es raro. Nuestra música es oscura, pero nos sentimos felices al tocarla. Estamos frente a miles de personas, ¿cómo no estar feliz?.

– ¿Cómo enfrenta el resto de la banda el protagonismo de Anneke?
Hans: No tenemos un ego tan grande. Somos una banda y todos tenemos una función. Mucha gente piensa que Anneke lo hace todo, pero esa sólo es gente tonta.

– ¿Cuál es el disco de The Gathering preferido por cada uno?
Rene: “Mandylion”.
Anneke: “How To Measure A Planet?”, porque hubo un montón de nuevas ideas.
Hans: “How To Measure A Planet?”, por lo mismo.
Marjolein: Para mí es un poco distinto. Conocí a The Gathering con “Mandylion” y por eso es el disco que más me gusta.
Frank: “How To Measure A Planet?”.

– ¿Se sienten creadores de una escuela de bandas lideradas por voces femeninas, como Within Temptation o Evanescence, en Estados Unidos?
Anneke: Es difícil decir si fuimos los primeros. Estuvimos en el lugar y tiempo correctos, pero es difícil afirmar si fuimos los primeros.

– Anneke, ¿has pensado en una carrera solista?
Anneke: Es difícil decirlo.

– Anneke, ¿desde cuándo son amigas con Cristina Scabbia, de Lacuna Coil?
Anneke: Con Cristina nos conocimos en 1998 y siempre nos enviamos correos electrónicos y mensajes de texto de celular. Cuando estamos de gira o ellos van a Holanda nos vemos.

Descargar “Broken Glass”, versión piano, 24 de febrero

Publicado en febrero de 2004