Recuento 2009: siete álbumes para olvidar el formato mp3

The Gathering – “The West Pole”
La partida de Anneke Van Giersbergen suponía dos opciones extremas. La debacle de una popularidad ganada en base al carisma de la talentosa intérprete o la reinvención de la que han dado sobradas pruebas durante una carrera de constantes experimentos de laboratorio. El ingreso de Silje Wergeland actuó como una inyección de aire fresco. En su primer disco como cantante y también letrista, unifica los elementos que han descrito el estilo de la banda: delicadas atmósferas, voces celestiales, letras existenciales y guitarras rockeras.

God Dethroned – “Passiondale”
Miembros conspicuos de toda una generación de death metal nacida en los Países Bajos, God Dethroned publica un álbum de carácter conceptual inspirado en los hechos acontecidos durante la Primera Guerra Mundial en la aldea belga de Passchendaele. La crudeza del estilo y las líricas directas encajan a la perfección en el relato de los horrores de la batalla librada en 1917, donde más de 800 mil soldados resultaron muertos o mutilados. Una lástima que la banda no incluyese a Chile en su reciente gira sudamericana.

Amorphis – “Skyforger”
Los finlandeses confirman que no son una banda más del extenso catálogo procedente de tierras escandinavas. Otra vez extrayendo historias del Kalevala, el poema épico de su país, construyen un álbum que transita con desenvoltura entre la melodía y la brutalidad. Tomi Joutsen se consagra como un frontman dúctil, capaz de moverse sin problemas entre el grito más destemplado y la delicadeza de una voz limpia como existen pocas en el metal.

Alice In Chains – “Black Gives Way To Blue”
No nos gustan los imitadores. Aún más cuando el parámetro de comparación es un ícono del grunge como Layne Staley. Pero la incorporación de William DuVall, quien a ojos cerrados parece la reencarnación del malogrado cantante, preserva la identidad de una banda esencial de los noventa, que en 2009 suena tan fresca como en sus inicios.

Candlemass – “Death Magic Doom”
El influjo de Sabbath continúa palpable en el último álbum de los suecos. Las guitarras densas, los tempos retardados de la batería y la voz característica de Robert Lowe configuran una pieza de sonido impecable que tributa a los orígenes del estilo. Ese que tuvo su punto de partida en Ozzy Osbourne y el halo lúgubre que envuelve los primeros álbumes de los nativos de Birmingham.

Paradise Lost – “Faith Divide Us, Death Unite Us”
El álbum 2009 de los ingleses constituye el acercamiento más directo a sus comienzos. Aquí no hay voces guturales, pero sí una intención más agresiva y melancólica que la presente en sus dos placas anteriores, combinando elementos de sus distintas fases. Un “Icon” de 2009.

My Dying Bride – “For Lies I Sire”
¿Quiénes más podrían dotar a la aflicción de semejante belleza? La única banda del triunvirato británico que aún no desciende a Sudamérica confirma su fidelidad al doom tradicional. Sus composiciones conservan la estructura dramática que los describe, con armonías en guitarra, el regreso del violín y extensos pasajes acústicos que recuerdan a “Turn Lose The Swans” y “The Angel and The Dark River”.

Por María Loreto Correa y Sergio Evans

Recuento 2009: los álbumes que mantuvieron vivo el rock

Cuando faltan pocas horas para que finalice el año, no está de más poner “rewind” a nuestros sentidos y recordar aquellas placas que nos dieron un buen motivo para seguir en la carretera del rock and roll. Haciendo honor a la famosa frase del maestro Chuck Shuldiner, “Keep the metal faith alive”. Porque no solo de rock vive el ser humano, sino también de todo riff salido de las cuerdas de los dioses del metal, veamos qué nos dejaron las sagradas escrituras del acero en este 2009.

El año estuvo marcado por lo que ha venido a constituirse en un lugar común en el último tiempo: el revival del thrash metal. A pesar de que el estilo ha estado presente en el under mundial desde 1983, en 2009 se dejó escuchar con más fuerza que nunca gracias a dos placas extraordinarias: “Hordes Of Chaos” de Kreator y “Endgame” de Megadeth.

Lanzadas en enero y septiembre respectivamente, ambas destacan por la enorme dinámica de sus canciones, sin perder en ningún momento la agresividad característica del estilo. Los cortes de los dos discos suenan orgánicos, fluidos y están pensados ciento por ciento para su interpretación en vivo. En el caso de Kreator, Mille Petroza comentó que las nuevas canciones fueron creadas para reflejar lo que la banda es en directo, lo que se cumple a cabalidad en los 38 minutos de duración del álbum, divididos en 10 canciones indispensables para todo amante del género.

En tanto Megadeth, según palabras de Mustaine antes de entrar al estudio con su flamante nueva formación (mención aparte para el guitarrista Chris Broderick, ex Nevermore), el enorme potencial de sus músicos ayudó a que los temas que tenía en mente fueran escritos de una forma mucho más agresiva que los de su registro anterior “United Abominations”. Esto, sin abandonar el thrash mid tempo y las partes melódicas a las que nos tiene acostumbrada la banda, mezcla que imprimió de manera magistral en los 11 cortes de “Endgame”. El álbum fue considerado como “el mejor disco de metal de la década” por gran parte del público, la crítica e incluso por muchos músicos de la escena alrededor del globo.

Formaciones más nuevas como Warbringer y Goatwhore también aportaron a este revival con sus respectivos lanzamientos, los que ayudaron a que la actual generación hiciera una retrospectiva a un género que siempre estará presente dentro de la música extrema.

En lo que a brutalidad se refiere hubo varias placas que fueron del agrado del público, como el ganchero “Necropolis” de Vader y el bestial “Evangelion” de Behemoth, quienes dieron nuevos aires al death y el black, incorporando a sus composiciones elementos de la vieja escuela. Pestilence, luego de 15 años de ausencia, marcó uno de los regresos del año con “Resurrection Macabre”, una placa donde se respira death metal old school de principio a fin. “Death… The Brutal Way” de los holandeses Asphyx, fue otra obra maestra del presente año junto con “Passiondale” de sus compatriotas God Dethroned. No podemos obviar “The Great Depresion” de Trigger The Bloodshed, y “Time Waits For No Slave” de Napalm Death, los cuales brindaron la suficiente cantidad de riffs para seguir destrozando nuestros cuellos.

Centrándonos en una mirada más global, los lanzamientos de Amorphis y Paradise Lost también ganaron un lugar destacado el 2009. Con “Skyforger” y “Faith Divides Us, Death Unites Us”, brillaron con luces propias mostrando lo favorables que pueden ser los acordes melódicos al servicio del metal, dando como resultado canciones consistentes y llenas de sentimiento. “Polaris” marcó el retorno al estudio de Stratovarius sin su fundador Timo Tolkki, sonando más fieles que nunca a la impronta de sus trabajos mas clásicos, demostrando que tienen cuerda para rato gracias al talento de los jóvenes Matias Kupiainen en guitarra y Lauri Porra en bajo, quienes aportaron en el proceso de composición.

Otros que rindieron honor a su sonido de antaño fueron los gigantes de Berklee, Dream Theater, con “Black Clouds & Silver Linings”. Y es que los seis temas presentados por Portnoy y compañía recuerdan en muchos sentidos al “Images and Words” de 1991, sin restar los elementos pesados y oscuros que han venido usando desde “Train Of Thought”.

El rock de corte más clásico destacó con tres lanzamientos que llegaron de la mano de verdaderos titanes del alto voltaje. El primero de ellos vio la luz a principios de año y se titula “The Devil You Know”. El primer trabajo de estudio de la formación ochentera de Black Sabbath bajo el nombre de Heaven and Hell, destacó por el excelente sonido de sus riffs oscuros y arrastrados, que rápidamente se transformaron en nuevos clásicos para el público. Los otros dos se dejaron caer el último trimestre de este año. “Sonic Boom”, de Kiss, se convirtió en el debut discográfico para Tommy Thayer en guitarra y Eric Singer en batería, quienes dieron nueva vida al sonido de estudio de una de las bandas más queridas por los rockeros alrededor del mundo. El último de este trío de diamantes corresponde al de los suecos Europe, quienes modernizaron aún más el sonido de sus anteriores placas con “Last Look at Eden”, un trabajo que los sitúa como unos de los actos hardrockeros mas sólidos en el mundo, junto con los alemanes Scorpions. Un privilegio que las tres bandas se presentaran en vivo en Chile durante este año, mostrando total vigencia con shows demoledores tanto en sonido como en performance.

El año 2009 fue bastante fructífero en materia de lanzamientos, demostrándonos que después de más de seis décadas de existencia, el soundtrack de la rebeldía no tiene la más mínima intención de desaparecer del mapa, gracias a que los que lo cultivan se las ingenian para mantenerlo vigente en la memoria colectiva de las masas alrededor del globo, agregando cada día más personas al sendero del rock and roll. Como dijo sabiamente un amigo, “nosotros no somos una tribu, somos un ejército”.

“For Those About To Rock and Metal … We Salute You”

Otros destacados de 2009

Metal
1) Slayer – “World Painted Blood”
2) Lamb Of God – “Wrath”
3) Primal Fear – “16.6 (Before The Devil Knows You’re Dead)”
4) The Gathering – “The West Pole”
5) Saxon – “Into The Labyrinth”

Rock
1) Steven Wilson – “Insurgentes”
2) Alice In Chains – “Black Gives Way To Blue”
3) Les Claypool – “Of Fungi and Foe”
4) Chickenfoot – “Chickenfoot”
5) Nashville Pussy – “From Hell To Texas”

Álbumes en vivo y dvd’s
1) Judas Priest – “A Touch Of Evil Live” (CD)
2) Journey – “Live In Manila” (DVD)
3) Metallica – “Francais Pour Une Nuit” (DVD)
4) Iron Maiden – “Flight 666” (CD/DVD)
5) Pain Of Salvation – “The Second Death Of Pain Of Salvation” (CD)

Por Rodrigo Bustamante Fuentealba

Recuento 2009: desde la Doncella de Hierro hasta el Diablo Negro

Vaya vitalidad la de 2009. Desde mega espectáculos en grandes escenarios a pequeños lujos underground. Doce meses en los que hubo diversidad de géneros, constante confirmación de fechas y una parrilla para regodearse. Arma de doble filo en un país reconocido por su afición metalera, pero donde el salario mínimo es de exiguos 165 mil pesos.

El año comenzó con el segundo aterrizaje de Iron Maiden en su gira antológica Somewhere Back In Time. Corregida y aumentada. Los británicos triplican el público convocado en su recital anterior, Chile ingresa a las estadísticas como el país que reúne más personas en un show donde la Doncella de Hierro es la estrella exclusiva y el incómodo Club Hípico se alza como una nueva plaza de conciertos. Para el recuerdo quedan la interpretación de “Children Of The Damned”, pero también la odisea homérica en que se convirtió la salida del recinto.

En abril se concreta la prorrogada visita de Opeth, en un concierto que desborda el Teatro Caupolicán. Al registro de los novatos en tierra chilena se suman Tiamat, quienes ejecutan un repertorio de lujo para los seguidores de sus primeros álbumes; Amorphis, con un setlist tan breve que amerita un regreso como cabeza de cartel; Venom, banda fundacional del black metal; e In Flames, en un show que demostró que los cambios estilísticos no ha hecho mella en su fuerza interpretativa.

El Teatro Novedades reivindica su mala fama con dos sendos recitales de los suecos Arch Enemy y Amon Amarth, en días consecutivos. Esa semana culmina con la actuación de un cuarteto de leyendas. Heaven And Hell, la denominación de Black Sabbath con Dio, Iommi, Butler y Appice, dicta una cátedra de sencillez reservada solo a los grandes.

En los descuentos, Haggard hereda a la bitácora de presentaciones en vivo uno de los momentos más sensibles de los que tenga memoria la audiencia chilena. La interpretación del himno nacional con violín, viola, cello y contrabajo conmueve incluso a los espíritus anarquistas.

El año que concluye trae de regreso a viejos conocidos que no pierden interés con el transcurso de los años. Es el caso de Kiss, Moonspell, Fear Factory, la dupla Exodus y Kreator y Stratovarius. Cada uno en su estilo ofreció contundentes conciertos. Mención aparte para la reunión de Faith No More, en doble jornada, Europe, en un espectáculo que atrajo a un público transversal en edad y preferencias musicales, y Candlebox, gracias al segundo aliento otorgado por su álbum “Into The Sun”.

A ESCALA HUMANA
El premio a la integridad musical lo obtiene por lejos Katon W. De Pena. El líder de los míticos Hirax, una banda que inició el movimiento thrash en Estados Unidos, protagoniza una gira por varias ciudades y en cada una de ella repite un acercamiento inédito con los seguidores. En sus conciertos no existen vallas. El público es el sexto integrante y después del show hay cero restricciones para fotografiarse o requerir autógrafos.

El ala más underground anota sus hitos. Malevolent Creation y Entombed, exponentes de dos celebradas escuelas de death metal, hacen sudar los muros del Rock & Guitarras. En tanto los holandeses de Sinister hacen lo propio en el Galpón Víctor Jara, en un concierto que repite la tónica de la ausencia de barricadas y el frenesí de las decenas de fans que practican stage diving. Pentagram cierra la Cumbre del Metal, un evento que dignifica a la escena nacional en su conjunto, y Undercroft regresa al ruedo a través de una extensa gira que regocijó sobre todo a los headbangers de las regiones extremas.

A modo personal, este webzine festeja seis años de vida online mediante un foro que trajo a Rancagua en plan de debate al productor Jorge “Chargola” Hurtado y los músicos Matías Leonicio, “Toño” Cabezas y Paula Barouh. El prolífico panel sienta las bases para replicar la experiencia durante el bicentenario.

LO QUE NO FUE
En 2009 también hubo desilusiones, como la cancelación del Shock Metal Fest, que aplazó de manera indefinida la visita de Hate Eternal y Vital Remains. La cartelera sufrió la suspensión de las fechas programadas por To/Die/For, desbandados justo antes de cumplir su compromiso en Santiago, Testament, Saratoga, Timo Tolkki y Vision Divine y la incomprensible negativa de Stratovarius de efectuar el meet and greet para el cual vendieron boletos especiales. Y por último, éste quedará como el año en que se institucionalizó la subdivisión de localidades para constreñir todavía más el presupuesto del chileno promedio.

Fotografía Opeth por Rodrigo Basaure
Fotografía Aniversario Ciudad Metal por Manuel Cabezas

Angra pulsa marcha atrás e interpreta un manojo de clásicos de sus primeros discos

Ricardo Confessori regresó a su alma mater cual hijo pródigo. El baterista que formó parte de la alineación que registró dos álbumes clásicos dentro de la discografía de Angra -“Angels Cry” y “Holy Land”- asumió la vacante dejada por su colega Aquiles Priester, quien allá por 2001 y tras la división de caminos entre los guitarristas y el resto de los músicos lo reemplazó para grabar tres placas junto a los brasileños. Esta vez, el repertorio escogido remitió de forma manifiesta a su retorno.

La presencia de Confessori en la gira que culminó en el Teatro Caupolicán configuró de algún modo el puzzle tal cual se le conoció, con Kiko Loureiro y Rafael Bittencourt en las seis cuerdas, ejecutando un heavy metal con tintes progresivos y una cadencia latina inconfundible. Y en este escenario Edu Falaschi, un intérprete sólido que calzó con oficio los zapatos legados por André Matos, todavía encuentra en éste un referente en sumo desafiante.

Angra encendió de inmediato al público con un imperdible de su repertorio. “Carry On”, un tema de aquellos que suelen reservarse para un cierre monumental, pero que en esta oportunidad fue de la partida, ensamblado con “Nova Era”, del primer álbum después de la reformulación.

Un electrizado Edu Falaschi sorbía agua mineral desde una botella dispuesta a un costado del escenario y luego la expulsaba en intervalos en forma de géiser. El vocalista anunciaba la interpretación de un corte inédito para las audiencias chilenas, “Silence and Distance”, que imprimió una atmósfera emotiva dentro del show, como también ocurriría con “Rebirth”, que comenzó de manera acústica y con todo un teatro haciendo coro.

“Carolina IV” de “Holy Land”, el disco conceptual sobre el descubrimiento de Brasil que incluyó percusiones autóctonas, sacudió a los seguidores. En “Nothing To Say” la efervescencia de los asistentes, entre ellos varios púberes embelesados por la maestría de los músicos, alcanzaba su cima. La coronación del arrebato fue la irrupción de una joven sobre el escenario, quien resistió varios segundos aferrada a la cintura de Edu Falaschi, en tanto un guardia y producción forcejeaban para devolverla a cancha.

El setlist también incluyó cortes extraídos de los discos que no contaron con Ricardo Confessori en batería, como “Millenium Sun”, “Acid Rain”, “Spread Your Fire”, “The Course Of Nature” y “The Voice Commanding You”, temas que favorecen el despliegue de Edu Falaschi, porque fueron diseñados para sacar lustre a sus fortalezas vocales.

Veinte minutos después del concierto Angra ofreció un meet and greet que congregó a medio centenar de fanáticos provistos de varias carátulas y afiches adquiridos en el puesto de merchandising. Situados detrás de un mesón, los músicos firmaron el material y se retrataron infinitas veces hasta que la estricta manager decretó el epílogo de la actividad. La banda hacía un breve adiós con las manos y se alistaba para el concierto del día siguiente en Buenos Aires.

Venom celebró una masiva misa negra en el Caupolicán

El veterano Chronos aún rockea. Bajo la penumbra que lo acoge cuando asoma al escenario, el pelirrojo enseña una sonrisa malévola y observa al público asombrado por la multitudinaria legión que todavía se contorsiona al compás de “Black Metal”, un himno que sin proponérselo inventó una nomenclatura y una iconografía para un nuevo subgénero que abriría suculentos capítulos en la historia del estilo.

La jornada del 9 de diciembre en el Teatro Caupolicán congregó a un público que solo resucita cuando está frente a los patriarcas. Esos looks ochenteros y aquellas chaquetas de mezclilla sin mangas tapizadas de parches no se ven todos los días. Y lo interesante es que esa estética, y los referentes musicales de quienes hicieron camino en el género, han cautivado a una nueva generación que fascinada se transportaría a los tiempos del intercambio de cintas y los conciertos en el Manuel Plaza.

Por ello, no hubo mejor aperitivo que dos bandas que participaron de los albores del metal en Chile. En primer término Atomic Aggressor, quienes de un tiempo a esta parte retomaron las presentaciones sumando noveles fanáticos a sus huestes. Y como segundo acto, Pentagram, íconos en la escena criolla a pesar de su breve discografía. El público los ama y tal como sucedió hace unos meses en la Cumbre del Metal, su presentación culminó con un mosh endemoniado a petición de Anton Reisenegger.

Pero la noche tenía un nombre. La cancha del recinto lucía repleta y cada tema del power trío británico producía más exaltación que el anterior. El público envalentonado repetía mortales intentos de stage diving e incluso en un momento pareció que un muchacho sufría los efectos de su osadía, pues tardó unos 20 minutos en reunirse con la masa, luego de recibir asistencia de una técnico paramédico. Asimismo, un par de ambulancias aguardaba en la parte posterior del coliseo y hubo quien requirió de un balón de oxígeno para salir del lugar.

A un costado del escenario, una chica agitaba su cabeza haciendo un remolino como si fuese objeto de un exorcismo. De fondo, “In League With Satan”. Un guardia de seguridad a no más de un metro de distancia la miraba con actitud de desconcierto, y así, en cada rincón del teatro cada quien vivía su propia ceremonia. La mayoría, de reencuentro con los primeros álbumes que incorporaron contenidos blasfemos al heavy metal. Aunque ahora sus herejías causen más hilaridad que temor.