Épicos instantes los previos a la interpretación de “The Final Countdown”. El Teatro Caupolicán repleto, en penumbra, únicamente iluminado por cientos de teléfonos celulares y sobre el escenario la inconfundible intro en teclados que precede a este clásico del hard rock. El griterío generado por la emoción era inevitable. Jamás imaginamos cantar este tema a todo pulmón bajo la batuta de una banda subvalorada por la industria y la crítica desinformada, pero dueña de los atributos de los grandes.
Europe goza de la mejor de las formas para romper la taquilla. En lo físico, porque sus integrantes se conservan de manera estupenda al filo del medio siglo de vida, y en lo musical, desenvolviéndose de forma sólida, afiatada, ejecutando sus instrumentos de modo impecable e incluso soberbio en el caso del guitarrista John Norum, un talento que en las seis cuerdas fortalece la performance de una banda que reafirmó su actualidad el sábado ante una numerosa audiencia.
Los suecos poseen una extensa trayectoria. Un antes y un después del álbum que los aventó a la notoriedad global. De todo aquello dio cuenta el repertorio escogido. “Seven Doors Hotel”, “Scream of Anger” y “Wings of Tomorrow”, de la fase previa a la fama mundial a “Start From the Dark”, “Love is not the Enemy” y “Always the Pretenders” de sus dos más recientes álbumes de estudio, dos auténticas joyas del hard rock que merecen un lugar en el estante de discos de cualquier amante del estilo.
Pero quizá la mayoría del público acudió para retornar al pasado glam. Cuando los chicos llevaban el cabello escarmenado y sus rostros maquillados confundían a los conservadores. Por ello los videos de precalentamiento con bandas contemporáneas de Europe, como Guns n’ Roses, Mötley Crüe y Whitesnake, proyectados en tres pantallas gigantes de alta definición, fueron coreados de comienzo a fin mientras los técnicos ajustaban detalles antes de la salida del plato principal.
Nadie regresó a su casa defraudado. Los escandinavos interpretaron lo más popular de su discografía. “Rock the Night”, “Cherokee”, “Superstitious” y las poderosas baladas “Carrie”, que partió con Joey Tempest tocando una guitarra electroacústica, y “Open your Heart”. También hubo tiempo para un avance de su próximo álbum, el tema “Mojito Girl”, contenido en el larga duración que editarán a su regreso al Viejo Continente, “Last Look at Eden”. ¿Podíamos pedir más?
Claro que sí. El final no pudo ser más vigoroso. La acertada selección de temas actuó en la audiencia como una pastilla efervescente hasta la culminación del show con una canción que ingresó directo a la lista de clásicos del rock. “The Final Countdown”, un track que te hace sentir parte de algo extraordinario, algo así como la banda sonora de una batalla personal en la que te corresponde el papel de héroe, deja el más dulce sabor entre los asistentes. Anhelamos que su regreso no tome otras dos décadas.