Japoneses de Monoral regalaron un inolvidable show a sus fans chilenos


Los chicos de Monoral regresan al país del sol naciente con la mejor de las impresiones. En el último rincón del mundo, donde la Navidad no es blanca y en estas fechas la bebida reina es el mote con huesillos, un fervoroso grupo de fanáticos les acompañó durante las fechas de Valparaíso, Concepción y Santiago. Lo que hace un par de años hubiese sido una idea extravagante, la de convocar a grupos de países tan distantes como Japón, comenzó a cobrar sentido luego de que Miyavi abriera la puerta para otros artistas de ojos rasgados.

Anis Shimada y Ali Morizumi, cerebro y espíritu de la banda formada en Tokio a principios del milenio, cerraron el episodio chileno de su gira latinoamericana en el Super J Live, la cita obligada de todos los fanáticos locales de la música japonesa y que este año de manera inédita incluyó en la parrilla, habitualmente construida en torno a bandas tributo y agrupaciones inspiradas en el llamativo movimiento oriental, un grupo proveniente del país de sus fantasías.

El público aguardaba expectante la aparición de Monoral. Y la banda respondió las genuinas muestras de afecto de la audiencia chilena ofreciendo un show sólido, impecable en lo instrumental y algo que a veces resulta más importante a la hora de los balances, inolvidable desde el punto de vista emotivo. Si en la mayoría de los géneros sospechamos que ésta será la única oportunidad de escuchar en vivo a nuestra banda favorita, en este caso los asistentes comprendieron que se trató de una cita casi irrepetible.

En la misma lógica, Anis y Ali se manifestaron cercanos en la presentación misma. Ni siquiera hubo vallas que separaran al público del escenario que los músicos pisaban. La proximidad continuó en la sesión de firma de álbumes para los fans que adquirieron boletos de veinte mil pesos para compartir unos segundos con la banda. Una extensa fila de fanáticos aguardó de manera ordenada su turno para el autógrafo de los discos y ese contacto tan breve como perenne.

Si Radiohead, Pearl Jam, Soundgarden y Portishead se hubieran emborrachado, follado locamente y parido dos vástagos, ¿no sonarían acaso como Monoral? La verdad es que la descripción de Myspace responde de manera bastante acertada al sonido que esta neófita en la materia descubrió la tarde del sábado último. Se extrañó una mayor definición de cada instrumento, pero quizá la acústica del recinto no es la óptima. En cualquier caso, la calidad prevaleció ante todo.

Un párrafo especial merece Noix, productora que a riesgo de ir a pérdida, decidió apostar a la diversidad musical en una nación monopolizada por estrellas de cartón y organizadores que dan por sentado que los chilenos solo gustamos de las baladas estúpidas y los fenómenos mediáticos. Los siguientes eventos son LM.C y Plastic Tree. Esperamos estar allí para dar cuenta de cuan diverso es el mundo del rock.