Dir en Grey dejó la vara alta para el mundo del Jrock en Chile

Hace bastante tiempo, Ciudad Metal publicó un artículo informativo acerca de una banda de rock proveniente de Japón que para ese entonces aún se encontraba creciendo en popularidad a nivel nacional. Esa nota quizá pudo haber pasado desapercibida para los fans del metal en Chile, pero el pasado viernes 6 de noviembre quedó demostrado que Dir en Grey no es solo una lejana banda de culto, sino un acto de primer nivel.

El día que muchos fans del rock japonés pensaron que nunca llegaría finalmente se materializó y dejó consecuencias en sus más devotos seguidores. Dir en Grey, banda formada en el año 1997, llegó a Chile presentando su tour “All Visible Things”, concentrado en la interpretación del material de su último álbum, “Uroboros”, disco lanzado el 11 de noviembre de 2008 y cuya edición japonesa limitada de lujo, de un valor aproximado de 90 mil pesos, se agotó casi al instante.

La banda arribó al país el día anterior al concierto y realizó distintas actividades de prensa. Se mostraron muy emocionados y expectantes respecto a su primera presentación tanto en Chile como en Sudamérica. Tal fue el impacto de su visita que incluso varias personas acudieron a reservar su puesto en el estadio dos días antes del show.

Pocas horas antes del concierto y luego de una rápida prueba de sonido, los fans comenzaron a ingresar al recinto pero no de la mejor manera. Cientos de seguidores olvidaron todas las reglas de orden y como una enorme masa humana pasaron por alto las rejas de contención y la barrera policial. Afortunadamente, la situación volvió a la calma luego de sortear el segundo acceso.

El concierto comenzó con su famosa y característica intro, primera pista de “Uroboros”, la cual generó una respuesta por completo eufórica en la audiencia que batallaba por llegar a puestos cercanos al escenario. Vistiendo de manera bastante casual y al mismo tiempo extravagante, la banda comenzó su show con la misma forma, energía, estilo y profesionalismo que se puede observar en cualquiera de sus últimos dvd’s en vivo.

Acompañados de una minimalista puesta en escena y una enorme pantalla LED al fondo del escenario, Dir en Grey presentó principalmente temas de su lanzamiento más reciente, pero de vez en cuando sorprendió a los fans con una u otra canción del pasado, lo cual representa un satisfactorio “fan service” para su público.

Luego de un fugaz “encore” la banda regreso al escenario luego de un breve descanso tras bambalinas, con su vocalista Kyo sonriendo frente a la entusiasta respuesta del público, un gesto no acostumbrado en su persona, lo que provocó gran emoción entre los fans.

Tras anunciar que llegaban al final de su presentación, la banda presentó su último tema para terminar la cita con la mayor de las energías posibles. Al reconocer la música de cierre, los fans se dieron por enterados que se trataba del final de lo que sería para muchos el día más importante del año. Dir en Grey se mostró muy agradecido con el público. La banda se quedó un buen rato agradeciendo al público y lanzando obsequios como uñetas, baquetas y botellas, que varios afortunados consiguieron recoger.

Dir en Grey marcó lo que es hasta la fecha el evento de rock japonés más grande que ha visto Chile en este mundo musical todavía en alza y que nada tiene que envidiar a cualquier otro género de metal del mundo.

Dir en Grey es:

Kyo – Voz
Kaoru – Guitarra
Die – Guitarra
Toshiya – Bajo
Shinya – Batería

Setlist:

1. Sa Bir
2. Shokubeni
3. Merciless Cult
4. Red Soil
5. Agitated Screams of Maggots
6. Stuck Man
7. Obscure
8. Hydra 666
9. Bugaboo
10. Toguro
11. Glass Skin
12. Inconvenient Ideal
13. Vinushka
14. Dozing Green
15. Reiketsu Nariseba
16. Kodou
17. The Final
18. Gaika, Chinmoku no nemuru koro

Por Francisco Fuentes
Fotografías por Bianca Zapata

El Caupolicán estalla con rock y colores

* La banda japonesa An Cafe hizo cabecear y bailar a los entusiastas asistentes.

An Café definitivamente sonará ajeno a los oídos del público rockero occidental, pero cabe decir que son una banda con más de cinco años de trayectoria y grandes grupos de admiradores a nivel de culto en todo el mundo. Como era de esperarse, Chile no se mantuvo distante de esta realidad y los fans locales de la escena japonesa pudieron por fin darse el gusto de disfrutar de su presencia en vivo, en una carismática visita que no dejó indiferente a ningún individuo dentro de aquel animado recinto.

Las calles comenzaron a llenarse de frenéticos fans a partir de muy temprano en la mañana, quienes comenzaron a enloquecer cuando se abrieron las puertas del recinto a eso de las 19 horas. El número total de asistentes no logró llenar la capacidad total del recinto. Definitivamente, el J-Rock es un estilo musical al que aún le falta mucho camino por recorrer en términos de presentaciones en vivo en este lado del mundo y es un poco impulsivo tener la expectativa de repletar coliseos de esta envergadura con una banda perteneciente a un área en desarrollo.

Las luces se apagaron a las 21 horas y se dio comienzo de manera oficial a la presentación de An Café en Chile. El tema de introducción era una agitada y entusiasta base electrónica que hizo saltar y gritar a todos los asistentes. El primero en entrar a escena fue el baterista Teruki, seguido por Yuuki en los teclados, Kanon en el bajo, Takuya en la guitarra y finalmente Miku en la voz.

Dieron inicio al show con su tema “Cherry Saku Yuuki” y de inmediato el público comenzó a corear las letras de sus canciones en japonés a toda voz. Contaban con un agradable juego de luces que acompañaba la melodía de su música. Los integrantes se notaban muy enfocados en lo suyo y se mantenían en sus lugares. Su tema de inicio poseía una notable esencia rockera acompañada de un notable juego de secuencias por parte del tecladista. Fue remarcable el gran número de cámaras y celulares que se levantaron al comenzar su presentación, enfocando a los artistas desde todas partes del recinto.

A continuación, presentaron su tema “Tekesuta Kosen” en donde el vocalista ejecuta una particular coreografía con sus brazos acompañado de un pandero, la cual parecía ser de conocimiento general de sus fans, ya que todos la seguían de manera simultánea. Sorprendentemente, el vocalista hizo uso de registros guturales en varias ocasiones, lo que fue notable considerando que su esencia es principalmente melódica y su apariencia es todo lo contrario de lo que hemos visto en un vocalista que trabaje el canto extremo.

Luego la banda hizo su primer cambio de instrumentos, mientras el vocalista retocaba su cabello y maquillaje frente a un pequeño espejo, lo que se convirtió en algo frecuente y que fue realizado prácticamente luego de cada tema.

El vocalista y la banda interactuaban con el público entre tema y tema siempre que se presentaba la ocasión, y notamos como hacían uso de la palabra “Nyappy” de manera muy frecuente. Esta es una expresión inventada por la banda hace mucho tiempo y creció en popularidad para convertirse en un saludo cotidiano entre ellos y sus fans, que utilizan prácticamente para todo. Repitieron este saludo hasta el cansancio tanto en las pausas como dentro de las mismas canciones.

Continuaron su presentación con los temas “”Kamayu’s Rick” y “Summer Dive” las que denotaron un gran contraste entre cada una ya que la primera poseía una esencia mucho más punk y rockera en la que hubo más canto gutural por parte de Miku y mucho más movimiento y desplante de la banda, mientras que el segundo se trataba de un tema bastante más lento y melódico que sirvió para calmar un poco las revoluciones.

Sin mucho espacio entre tema y tema, presentaron sus éxitos “Zetsubou” y “Orange Dreams”, en donde encontramos un sonido concentrado en el trabajo de tecladista y vocalista en conjunto. Si bien el público se prendió mucho con el primer tema, el siguiente le sirvió al vocalista para llegar a un tono mucho más melancólico, melódico y dramático que hacia mover lentamente los brazos de la audiencia de un lado hacia otro.

Mientras la banda volvía a cambiar sus instrumentos, el público se mostró carismático gritando a coro las palabras “Ai shiteru”, que en japonés significa “te amo”, y que se convirtió en algo bastante característico y recurrente por parte de los fans chilenos y que ya ha sido visto en todas las presentaciones de bandas japonesas que ha habido hasta la fecha.

El siguiente tema, “Aroma”, convirtió el lugar en una verdadera fiesta, con los integrantes corriendo de un lado a otro, el público saltando y aplaudiendo sin parar al ritmo de la frenética melodía, todo esto mientras el vocalista presentaba a cada uno de sus integrantes durante la canción.

A continuación, el tecladista abandona su puesto y toma el micrófono para interactuar con el público y cantar junto con el vocalista a un ritmo vocal un tanto rapero, mientras presentaban una pegajosa coreografía entre rima y rima. Este tema poseía una esencia mucho más alegre e infantil.

Tras terminar su canción y volver a sus correspondientes puestos, la banda se dio el tiempo de hablar con el público poniendo en práctica su español, el cual les habrá generado más de un problema el descifrar cómo pronunciar palabras en nuestro idioma. Todos hablaron un poco diciendo cosas como “hola Chile, los queremos mucho, gracias” etcétera.

Luego llegó uno de los momentos más peculiares de toda la presentación. Presentaron su tema “Duck no Magical Adventure’”, en donde Miku utilizó distintos juguetes durante la presentación, mientras cantaba imitando la voz del Pato Donald. Pateó una pelota de fútbol hacia la galería del recinto, sacó dos peluches del pato en cuestión y terminó usando un chipote chillón con el que le pegaba en la cabeza a los fans que se encontraban más cerca.

Luego del bizarro momento, la banda volvió para presentar tres éxitos más, los que utilizaron para cerrar e ir a descansar tras bambalinas luego de una energética presentación que dejó agitados a todos los asistentes.

El público aclamaba su regreso y los músicos llegaron luego de pocos minutos y de un breve sound check por parte del staff nipón. La banda regresó vistiendo camisetas nuevas y con una actitud mucho más agresiva que antes. Sus temas comenzaron con un sonido melódico y tranquilo, pero luego pasó a un tono mucho más agitado. Miku corría desenfrenadamente mientras abría una botella de agua tras otra, escupiendo agua a la audiencia sin parar, pasando de un lado a otro y bajando al escenario para estar más cerca de su público. A estas alturas de la presentación, la banda era imparable.

Para finalizar, la banda se despide con “Smile Ichiban Li Onna”, en donde Miku se encontró con la sorpresiva acrobacia de un fan que escaló por la amplificación del escenar
io para abrazar a Miku, lo que requirió el actuar del personal de seguridad del evento, a lo que Miku respondió con una sonrisa y sin hacerse mayor problema al respecto.

El show terminó con un público totalmente conforme, una banda completamente feliz y entusiasta que prometió volver en el futuro. Pasaron muchos minutos sobre el escenario antes de retirarse completamente, tiempo que utilizaron para tomar una foto grupal con la audiencia a sus espaldas.

Si bien la primera vista An Café parece ser la de una banda de tono delicado e infantil, los músicos demostraron que pueden hacer de una presentación en vivo una fiesta de rock bastante particular, propia de su cultura basada en lo bizarro y experimental, y que es capaz de llegar con fuerza a los más lejanos rincones del mundo.

Por Francisco Fuentes
Fotos por Bianca Zapata

Abril, 2009

Los segundos de gloria de los fans de LM.C


El movimiento de manos de Maya y la mirada claramente dirigida hacia la tribuna alta del Normadie bastó para que dos frenéticos adolescentes se dieran por recompensados. Pero un centenar de fanáticos más ortodoxos demandó un encuentro más próximo con sus ídolos en la forma de un fugaz intercambio de palabras, si es que cabe entre dos personas que no hablan la misma lengua, y que les significó pagar la nada despreciable suma de 60 mil pesos.

El nuevo concepto acuñado por las productoras, el “meet and greet” o “conocer y saludar” traducido al castellano, no pudo ajustarse mejor a su definición. Porque los fanáticos vieron a sus estrellas por escasos segundos, medio nerviosos besaron sus mejillas y rozaron sus manos y fueron despedidos en un santiamén obsequiándoles una postal de su último disco previamente autografiada. Todo supervisado por un estricto grupo de asistentes que velaba por el cumplimiento de los rígidos cánones nipones.

Fue el souvenir más caro de sus vidas. Aún así, los fans salieron del teatro estremecidos, estrechándose en apretados abrazos como si acabaran de asistir a la aparición de un santo. Es que las corrientes musicales provenientes de Japón despiertan pasiones incomprensibles para quien la expresión superlativa de un ídolo musical es Iron Maiden o en el último de los casos, un baladista pseudo romántico de la escuela de Marco Antonio Solís. Aunque en esencia todos los fanatismos compartan patrones similares.

Los muchachos siguen los coros interpretados en japonés, emulan el estilo de vestir de sus íconos, su manera de peinarse y desembolsan cuantiosos montos a una edad en que todavía dependen del poder adquisitivo de sus padres. Quizá por ello otro centenar de chiquillos, menos afortunados, siguió todo el recital abrazado a las puertas del teatro, apelando a la misericordia de la producción para ingresar por menos de los 20 mil pesos que costaba el boleto más barato.

Superado el obstáculo del dinero, los fans enfrentaron una segunda limitación. Nada de fotografías. Fue un requerimiento expreso de la banda y una comitiva de manejadores de ojos rasgados obligó a los jóvenes a desprenderse de cámaras compactas y teléfonos celulares antes de acceder al recinto. Así, terminado el concierto, una fan de Coquimbo se debatía entre aguardar a que el staff dispusiera de tiempo para devolverle su cámara o correr al terminal para alcanzar el bus de regreso.

Al interior del teatro se respiraba un aire húmedo y pringoso. La que apareció en el escenario fue una banda que respondió al estereotipo de rockero japonés. Hombres que fácilmente pasarían por mujeres. Maquillados y de piel tan tersa que ya se la quisiera una marca de cosméticos. El idioma fue un detalle. Luego de una tanda de canciones, Maya consultaba un ayuda memoria de frases hechas en castellano y mascullaba expresiones ininteligibles en japonés que el público respondía como si las comprendiera a cabalidad. Y es que no importaba lo que dijera o interpretara. Ni siquiera la gárgara de agua mineral que lanzó sobre la primera fila. Porque un ídolo merece concesiones inimaginables para el resto de los mortales.

Japoneses de Monoral regalaron un inolvidable show a sus fans chilenos


Los chicos de Monoral regresan al país del sol naciente con la mejor de las impresiones. En el último rincón del mundo, donde la Navidad no es blanca y en estas fechas la bebida reina es el mote con huesillos, un fervoroso grupo de fanáticos les acompañó durante las fechas de Valparaíso, Concepción y Santiago. Lo que hace un par de años hubiese sido una idea extravagante, la de convocar a grupos de países tan distantes como Japón, comenzó a cobrar sentido luego de que Miyavi abriera la puerta para otros artistas de ojos rasgados.

Anis Shimada y Ali Morizumi, cerebro y espíritu de la banda formada en Tokio a principios del milenio, cerraron el episodio chileno de su gira latinoamericana en el Super J Live, la cita obligada de todos los fanáticos locales de la música japonesa y que este año de manera inédita incluyó en la parrilla, habitualmente construida en torno a bandas tributo y agrupaciones inspiradas en el llamativo movimiento oriental, un grupo proveniente del país de sus fantasías.

El público aguardaba expectante la aparición de Monoral. Y la banda respondió las genuinas muestras de afecto de la audiencia chilena ofreciendo un show sólido, impecable en lo instrumental y algo que a veces resulta más importante a la hora de los balances, inolvidable desde el punto de vista emotivo. Si en la mayoría de los géneros sospechamos que ésta será la única oportunidad de escuchar en vivo a nuestra banda favorita, en este caso los asistentes comprendieron que se trató de una cita casi irrepetible.

En la misma lógica, Anis y Ali se manifestaron cercanos en la presentación misma. Ni siquiera hubo vallas que separaran al público del escenario que los músicos pisaban. La proximidad continuó en la sesión de firma de álbumes para los fans que adquirieron boletos de veinte mil pesos para compartir unos segundos con la banda. Una extensa fila de fanáticos aguardó de manera ordenada su turno para el autógrafo de los discos y ese contacto tan breve como perenne.

Si Radiohead, Pearl Jam, Soundgarden y Portishead se hubieran emborrachado, follado locamente y parido dos vástagos, ¿no sonarían acaso como Monoral? La verdad es que la descripción de Myspace responde de manera bastante acertada al sonido que esta neófita en la materia descubrió la tarde del sábado último. Se extrañó una mayor definición de cada instrumento, pero quizá la acústica del recinto no es la óptima. En cualquier caso, la calidad prevaleció ante todo.

Un párrafo especial merece Noix, productora que a riesgo de ir a pérdida, decidió apostar a la diversidad musical en una nación monopolizada por estrellas de cartón y organizadores que dan por sentado que los chilenos solo gustamos de las baladas estúpidas y los fenómenos mediáticos. Los siguientes eventos son LM.C y Plastic Tree. Esperamos estar allí para dar cuenta de cuan diverso es el mundo del rock.

Rock japonés invade Occidente

Posiblemente el género musical japonés esté pasando desapercibido frente a los ojos del público metalero occidental, en especial en Sudamérica, pero ya podemos olvidarnos de las fronteras y recibir con brazos abiertos un estilo que ha estado creciendo a pasos agigantados durante estos últimos años.

El rock japonés comenzó a conquistar Occidente con más fuerza a partir del año 2005, cuando bandas como Dir en Grey y Despairs’ Ray comenzaron a participar en festivales europeos como Wacken Open Air, Rock am Ring y Rock am Park. A partir de aquel año, incontables bandas japonesas sintieron la confianza y la seguridad de hacer tours por tierras europeas y americanas sin el temor de no llenar locales, ya que agrupaciones como The Gazette, Mucc y Miyavi agotaron las entradas de sus shows en cosa de minutos.

Tanto ha sido el furor que ha causado el rock japonés en tierras occidentales que Yoshiki, líder de la legendaria banda de heavy metal japonesa X-Japan, decidió organizar un festival llamado J Rock Revolution. Éste se realizó en el Wiltern de Los Ángeles en Estados Unidos. Fue un festival de dos días cuyas entradas se agotaron en media hora. Contó con la presencia de siete bandas japonesas y su recepción fue todo un éxito.

La mezcla entre el rock japonés y el metal occidental comenzó a difundirse con más fuerza desde el año 2006. Dir en grey, una de las bandas más grandes del rock japonés, fue invitada a tocar en el “Family Values Tour 2006”, para luego participar junto a Deftones de un agotador tour norteamericano. Actualmente podemos ver esta mezcla en el “Rockstar Taste of Chaos Tour 2008”, donde bandas japonesas acompañan a sus pares occidentales.

También que artistas occidentales fueron invitados a participar en un enorme concierto de reunión de la legendaria banda X-Japan, en tres conciertos seguidos a fines de marzo pasado, frente a mas de 25 mil personas cada noche. X-Japan será parte del próximo documental llamado “Global Metal”, del mismo director del famoso “Metal: a headbanger’s journey”.

Para Chile este género dejará de ser un misterio para la mayoría debido a que gracias a la productora NOIX podremos contar con la visita de uno de los mayores exponentes del rock japonés. Se trata de Miyavi, quien pretende impactar con su propuesta musical autoproclamada “Neo Visualism”. Su visita representa el primer concierto de una banda original japonesa en tierra chilena. El show está fechado para el 21 de mayo. Más información en cuanto a lugar, horarios, venta de entradas y precios serán publicados prontamente en los sitios oficiales correspondientes.

Su visita marca solo el comienzo de futuras presentaciones de otras bandas representantes del rock japonés, tanto suaves y melódicas como otras más rudas y agresivas, completamente comparables con el buen metal occidental, a excepción de bandas y artistas como Miyavi, que traen una propuesta mucho más melódica y visual.

Algunas bandas de rock japonés:

X-Japan
Dir en grey
The Gazette
Despair’s Ray
Mucc
Underneath
Miyavi
Miyavi en Chile

Por Francisco Fuentes
Abril, 2008