Andrés Marchant: “Una banda es más que unos músicos que se juntan a tocar”

Bajo el apelativo de “Chancho Cabrío” fue protagonista de los años fundacionales del metal en Chile en calidad de voz de una de las bandas insignia del movimiento. Andrés Marchant, cantante de Kingdom of Hate y núcleo creativo del Necrosis histórico junto al guitarrista Nataniel Infante, anticipa lo que será el primer álbum inédito, reflexiona sobre los errores cometidos junto a su antigua agrupación y evalúa el escenario de efervescencia social que despuntó durante 2011.

– Están confirmados para The Metal Fest, una maratónica jornada doble que reunirá bandas locales e internacionales del género. ¿Qué expectativas tienen respecto al evento y cómo preparan su actuación?
– Primero voy como un fan más de algunas de las bandas que estarán ahí, Venom, Anthrax, sencillamente de culto. También voy como fan de algunas bandas chilenas. Dorso y Poema Arcanvs son bandas increíbles. Hace poco también escuche a Breakdown, tremenda banda, también estarán mis grandes amigos de Massacre. ¡¡Nunca me deja de sorprender la calidad de las bandas chilenas¡¡ Si no nos hubieran invitado, igual estaría presente. Lo único que lamento, es que creo que las bandas nacionales deberían haber tocado en el escenario principal, pero en fin, creo al menos tendremos oportunidad de mostrar nuestra música a un número mayor de gente que usualmente no iría a ver a nuestras bandas en el circuito local.

KOH es una banda con una formación estable que está tocando con frecuencia en el limitado circuito de locales en donde tocan bandas chilenas, ensayamos prácticamente todas las semanas. No somos un grupo de músicos que se juntan para las grandes ocasiones, estamos aperrando y tocando en donde nos inviten, así es que no ensayaremos especialmente para la ocasión. Probablemente tocaremos un par de temas del “The Search” y algunos “nuevos” y es probable que estrenemos algo que nunca hemos tocado en vivo.

– Las últimas presentaciones de KOH han revelado una inspiración bastante Sabbath en los nuevos temas, ¿se busca dar un giro hacia el doom épico o la intención es matizar esa veta con el thrash clásico heredado de Necrosis?
– Para mi es un honor que nuestros temas nuevos te suenen sabáticos. Soy un fanático coleccionista de Black Sabbath. Uno de los momentos que recuerdo con mayor orgullo fue haber teloneado a Heaven & Hell y haber conversado por largo rato con Ronnie James Dio (RIP), probablemente la mejor voz que haya cantado metal en la historia. Los que me conocen saben que mis gustos son bien doomster y puede ser que inconscientemente haya incorporado toques doom en nuestra música.

Si escarbas bien en el “The Search” te darás cuenta que los elementos doom están, de hecho si lees entrevistas antiguas podrás ver que siempre citamos como influencia a Trouble. El “The Search” fue compuesto por el Nata (guitarra) y por mi, y dado que ambos participamos en la creación de los temas de KOH, me parece que hay una natural relación y evolución entre estos temas y el “The Search” que grabó Necrosis. Creo que nuestros temas “nuevos” (algunos ya tienen más de tres años), es thrash clásico aunque no retro, como toda esa onda de revival del thrash de los ochentas, ¡¡la que a todo esto tiene grupos notables¡¡ Si hay toques doom, creo que eso le da mayor variedad a nuestra música. Probablemente las secciones mas thrasheras sonarán más poderosas aun si se conectan con alguna parte más lenta. La idea es matizar.

Hemos grabado maquetas de la mayoría de los temas nuevos que tenemos, si las escuchas te podrás dar cuenta que tenemos temas rápidos y violentos (The Thorns that Rule my Mind, Dry World, Blind Eyes), algunos que son más doom y casi HM clásico (Mikhael y Chemtrails), pero todos tienen muchos matices, cambios y sorpresas en la medida que avanza el tema.

“DEBÍ REGISTRAR EL NOMBRE NECROSIS”
– ¿Cómo avanza el trabajo para la publicación de un nuevo álbum?, ¿cuándo podría haber novedades?
– Espero que este año tengamos novedades. Me gustaría pensar que grabaremos más rápido, pero el “The Search” de KOH nos tomó prácticamente dos años. Ya empezamos a grabar las bases. Con lo que aprendimos de las sesiones anteriores creo que avanzaremos bastante más rápido. Los temas están, tenemos unos 10 ya terminados y tocables en vivo, y unos dos o tres en proceso. Creo que grabaremos todos los que tengamos, pero dejaremos algunos fuera del disco y regalaremos los Mp3 en nuestro website o algo así. También tenemos la idea de regalar un DVD-R a la gente que compre en preventa el CD con el disco en mezcla 5.1, como una forma de compensar a los que entienden lo que cuesta sacar una producción en Chile y compran el CD en vez de bajarlo de algún lado. Ya hemos estado conversando del arte del disco con Fran Muñoz (Dorso), quien hizo un trabajo increíble en la edición del “The Search”. Queremos que al igual que nuestro primer disco el segundo tenga un arte de alta calidad que refleje el espíritu y la onda de nuestra música y letras.

– Si tuvieras la opción de cambiar algo de la historia de Necrosis, ¿qué sería?, ¿o dejarías todo tal cual ocurrió?
– Cuesta desligarse del nombre Necrosis, fui quien creo el nombre, y estuvo hasta el último a principios de los noventa, cuando ya todos dejaron el barco. Te cuento como anécdota que después de Brasil tuvimos muchos cambios de formación, principalmente de bajistas y bateristas. Un día llegue al ensayo y toda la banda (excepto el Nata que no había llegado al ensayo), me comunica que se retira y que ya tenían un proyecto con Anton, en lo que entiendo era o intentó ser la primera formación de Criminal. Ese día fue uno de los más tristes que recuerde, se estaba acabando algo en lo que había puesto mucha fuerza, mucha dedicación y pasión. Después busque músicos para seguir, pero finalmente no pude encontrar a la gente idónea. Para mi una banda es más que unos músicos que se juntan a tocar algo, tiene que haber una conexión, un nexo, amistad.

Creo que nuestro principal error fue no haber aprovechado el envión que significaba el haber sacado el primer disco de una banda chilena. Nos demoramos demasiado en componer nuevos temas, por alguna razón nos costaba demasiado. Además, los cambios de formación nos quitaron fuerza y algunos fueron perdiendo interés en la banda.

Otras wevas que cambiaría: debí haber registrado el nombre. No lo hice por tiempo y plata. Vivía en Estados Unidos cuando llegó el momento de renovar los derechos por allá por el año 98 creo.

Del “legendario y popular chascarro” prefiero no hablar. Es tema demasiado antiguo ya, pero sin duda que me hubiera gustado haber manejado de mejor forma esos 10 minutos.

“PERDEMOS TALENTOS E INTELIGENCIAS QUE PUEDEN APORTAR MUCHO”
– ¿Cómo ves el presente de la escena metal dentro de un sistema donde reina la tecnología? Hay quienes, como parte de los nuevos aficionados al thrash, que reniegan de las herramientas disponibles y buscan emular lo que se vivía en los ochenta. ¿Te parece válido o quizá esa postura sea también una moda?
– Creo que ambas formas de hacer música son válidos, al final de cuentas, un buen tema es un buen tema y puede estar mal o bien tocado, no importando que tecnología usas. No lo veo como algo que sea excluyente, podría escuchar con agrado bandas retro o cosas mas modernas sin problemas, aunque tengo una tendencia a escuchar cosas que sean mas orgánicas, reales, con humanos tocando.

Lo que si prefiero, es que cuando escuchas un disco escuches a músico tocando, con errores, destiempos lo que se. Eso hace que la música sea más viva. Hay muchas producciones que suenan técnicamente muy bien, pero suenan frías, sin onda. Ni hablar de las baterías, escuchas algunas cosas y te das cuenta que es algún software de batería de inmediato, suena bien, perfecto, pero sin alma.

El metal no pasa de moda, hay tipos de música que venden millones, pasan un par de años y nadie se acuerda, en cambio en el metal los clásicos duran por siempre y los fans mas jóvenes se unen generacionalmente con los más viejos. Dentro del mismo género, hay muchos subgéneros que se mezclan entre sí e incorporan nuevos elementos. Hay una constante búsqueda de nuevos sonidos, muchas veces en esta búsqueda se generan bandas retro thrash, retro doom, psicodélicas, que reciclan, crean. Soy un fanático del género, un coleccionista acérrimo y la gracia del metal es que siempre descubres nuevas bandas que sorprenden.

– ¿Piensas que una banda metal puede sustentarse mediante los conciertos, considerando la baja venta de discos?
– Creo que es muy difícil. De las bandas que conozco, todas tocan por la pasión y amor por el metal. Muy pocas bandas pueden cobrar por tocar, solo las cervezas y la buena onda. Algunas cobran y si pueden hacerlo, me parece buenísimo, pero probablemente alcance para pagar el sonidista, transporte, comer y tomar algo y paremos de contar. Efectivamente la venta de CDs está bajando, el MP3 está ganando la batalla, es más cómodo, portable y copiable. Algunos optan por el vinilo, un formato más noble. Para alguien de la vieja escuela es un placer escuchar vinilos, ver el arte, las letras, pero muy elitista en el sentido que requiere tener los equipos para escucharlo.

– Observando las manifestaciones sociales del año pasado, ¿ves similitudes con el discurso de los ochenta?, ¿piensas que deberían adoptarse nuevos modos de protesta, quizá sin salir a las calles, pero absteniéndose de consumir bienes y servicios que es donde el sistema más acusa los golpes?
– Las motivaciones eran distintas, no veo muchas similitudes, en aquellos días arriesgabas la vida literalmente. Se protestaba por libertades y cambios políticos y no por desigualdades. Creo que Chile cambió mucho en estos 25 años, hoy hay acceso a más cosas, eso mismo lo puedes ver en la cantidad de bandas muy bien equipadas que existen. En los ochenta yo nunca tuve amplificación vocal, los amplificadores de guitarra y bajo eran de muy poca potencia y muchas veces los dos guitarristas estaban conectados al mismo amplificador.

El crecimiento económico y la mejora de los estándares de vida es innegable, sin embargo el crecimiento creó brechas de distribución de ingresos impresentables y que han generado un clima de descontento, rebeldía y enfrentamiento. Las desigualdades son abismantes y todo parte por la educación básica y media. La brecha es tan grande en esos 12 años que no es recuperable en la educación universitaria. Lo peor de esto es que como país, perdemos talentos e inteligencias que pueden aportar mucho en todos los ámbitos, en otras palabras, las desigualdades en áreas de educación es el peor autogol que nos podemos hacer.

En lo musical, y el arte en general, hay mucho por hacer. No existe ninguna protección al creador local, la mayoría de las radios y canales de televisión no consideran al artista local por definición en sus parrillas programáticas, el teloneo a artistas internacionales queda a la buena voluntad del productor, hay abusos en los derechos de autor (algunos productores piden los derechos de autor para dejar telonear a una banda nacional). En otros países, estos aspectos están normados por ley, con duras sanciones, por ejemplo en algunos países hay porcentajes mínimos de artistas nacionales en los medios. Ni hablar si bajamos el análisis a las bandas de metal chileno, la situación es aun peor, ¡¡¡putas que dan ganas de protestar por eso!!!

– Muchas gracias por tu tiempo. Si deseas agregar algo, el espacio es tuyo.
– Un abrazo a todos los metaleros, a los que gustan de nuestra música y que apoyan a las bandas chilenas. ¡¡¡Asistan a los conciertos de metal chileno¡¡¡

Por María Loreto Correa
Fotografías: Archivo Ciudad Metal

Exodus y Kreator: una dupla que mantiene en alto a la vieja escuela

Las palabras quedan cortas para resumir lo vivido en este mega concierto. Sí, porque nos aprontábamos a ver y escuchar a Exodus y Kreator, dos monstruos del thrash, sumado al regreso de Undercroft y los veteranos Kingdom of Hate.

La jornada partió casi a la hora presupuestada con el show de unos contundentes y seguros Kingdom of Hate. La banda interpretó los temas contenidos en “The Search”, álbum que lanzarán este 31 de octubre y que corresponde a la regrabación del disco homónimo que registraron bajo el nombre de Necrosis. Fue un show más energético que el ofrecido en la Cumbre del Metal, con una banda que demostró potencia en las guitarras, típicos riffs ochenteros y unos pasajes a lo Sabbath que en lo personal me gustan demasiado.

Luego vendría el turno de Undercroft, los nacionales radicados en Alemania, quienes como sus antecesores presentaron un espectáculo breve en su condición de teloneros, pero sólido e impecable en el sonido y teñido por la emoción del reencuentro. Un agitado Álvaro Lillo no paraba de repetir, salpicado de chilenismos, “¡qué bueno estar de vuelta en Chile!”. Claro, porque la extensa gira que protagonizarán los tendrá en poblados que jamás soñaron con presenciar un concierto de metal de semejante envergadura, como San Vicente de Tagua Tagua.

El escenario quedaba listo para Exodus. Los maestros del thrash californiano empezaron de modo magistral con el clásico “Blonded By Blood”. Un privilegio haberlos visto tan de cerca y apreciar la destreza en las cuerdas de Gary Holt, el groove de Tom Hunting y el ímpetu desbordante de Rob, un frontman que al más puro estilo hardcore hizo cantar a toda la audiencia saltando de un lado hacia otro. Un vigor que se transformó en arrebato cuando su mic no funcionó y lo desconectó para arrojarlo al piso, o durante el tropezón que casi se convierte en golpe en medio de una performance de Lee y Gary. Un concierto difícil de olvidar para un pequeño de no más de 10 años, invitado a tocar la guitarra por Lee Altus. ¡Tremendo comienzo para un headbanger!

Se aproximaba el cierre y aunque las opiniones estaban divididas, cualquiera de las dos bandas acreditaba méritos suficientes para encabezar el cartel. Fue Kreator quien aplicó la guillotina en una presentación única e inolvidable. Aunque los alemanes han visitado Chile varias veces, los tiempos y los lugares son distintos. La realidad del país ha cambiado. En sus primeros recitales con suerte podíamos leer el comentario monopolizado de un solo medio y hoy vemos como esto se democratiza y no es tan elitista y selectivo. Porque el metal no nació para dividir, sino que todo lo contario: ¡parece discurso en tiempo de elecciones!

Un repertorio contundente con espacios para los temas menos agresivos, si es que cabe el término, complementado por un soporte visual de fondo que como profesor de Artes me encantó. En la sección que obviamente toda su fanaticada esperaba -la de los clásicos extraídos de placas como “Pleasure To Kill”, “Extreme Aggresion” y “Violent Revolution”- se proyectaron imágenes de sus inicios como “Tormentor” y debo confesar que ando en una onda melancólica y me emocionó por los recuerdos y la estética que refiere a la época que nos tocó vivir. Un espectáculo excelente. Si el espacio fuese un poco más central o dispusiera de locomoción pública hubiera sido lleno seguro, pero me pareció bien que a los capitalinos les tocara moverse también, así como la gente de ciudades como Rancagua y Valparaíso siempre organiza viajes comunitarios y llega de todas formas. A dejar la comodidad un rato.

Por Sergio Evans
Fotos por María Loreto Correa

Cumbre del Metal Chileno honró a pioneros del género

A las cuatro de la tarde en punto comenzó un encuentro de antología en el majestuoso Teatro Caupolicán. Warpath fue el encargado de abrir una jornada repleta de emociones ante una heterogénea concurrencia. Había veteranos ansiosos por escuchar en vivo a sus héroes de adolescencia y una audiencia más joven, casi extraída desde una cámara de criogenia de los ochenta, que lucía chaquetas de mezclilla sin mangas, poleras blancas, zapatillas ídem y el distintivo corte de pelo thrasher.

En verdad fue asombroso constatar cómo disfrutaba todo ese público amalgamado en un evento de tal magnitud. Era el turno de los master de Nuclear con un show demoledor, thrash metal al hueso que en vivo suma fuerza y agresión. A mi juicio debieron estar más hacia el cierre y fueron quienes tuvieron el mejor sonido, considerando que todo el show mantuvo un nivel de excepción.

En tercer lugar vendría Kingdom of Hate, quienes me sorprendieron por la frescura de su propuesta, sin perder los riffs típicos de guitarra, excelente definición de ideas y un trabajo vocal bastante contemporáneo que aporta un toque distinto a esta apuesta de metal chileno.

Era el tiempo de la ola death metal con Execrator. Aquí ocurrió algo con el sonido. No sé si producto de tantos cambios, pero en algo bajó la recepción, lamentablemente cuando hablamos de un estilo que requiere de precisión para que todos los cortes se entiendan. Le sucederían los maestros de Sadism, a quienes sigo desde sus inicios. Alguna vez a principios de los noventa tocaron en Rancagua y quedaron botados tras el show. Cuento corto, la media patota de tipos terminó en mi casa. Inolvidable. Me sucedió algo extraño y no es primera vez. Ya en Morbid Angel sentí lo mismo. Aunque los músicos tocan mejor que nunca no consigo distinguir los tramos pegados de sus temas, sobre todo de los clásicos, que como devoto de la banda seguí casi por instinto. Quizá haya que chequear el sonido en vivo.

A esa altura el lleno era total y salen al escenario los veteranos de Slavery, quienes tampoco alcanzaron su más alto nivel en vivo. Destacable la incorporación en la batería de Gabriel Fierro, quien le da un toque mucho más técnico y veloz a las bases.

Era la antesala del plato de fondo, una de las bandas más longevas de la escena: Dorso. Tal como cuenta Rodrigo “Pera” Cuadra en su presentación con clavos de cuatro en los brazos y la habitual puesta en escena. Aquí el sonido retomó su claridad y aunque jamás ha sido mi banda favorita, su presentación fue de lujo. Una de las más potentes e incluso superior a la de los esperados Pentagram. Hay que ser justo y decirlo.

Ya ansiosos por ver lo que nos presentaba Pentagram, los nervios provocaron una falta de coordinación en los minutos previos al inicio del show. La intro salió antes que los músicos estuvieran dispuestos para comenzar, aunque ello no disminuyó un ápice el interés del público. Todos sabemos que su repertorio no es el más amplio, pero verlos tocar y sonar como una de las bandas con más proyección de la época es impagable.

Inician una seguidilla de tracks de sus dos demos más unos insertos (covers) de sus mayores influencias: Slayer, Venom y Exodus.

A esa altura la potencia era máxima, todos coreaban los temas y los covers. Anton llamó a hacer el mosh más grande de la historia y el teatro se movía como un mar picado. El éxito fue total y Pentagram se despidió de su fiel público repitiendo un tema de su breve setlist. Era el cierre de la primera cumbre, una que rescató a las bandas pioneras del metal en Chile. Obviamente faltaron nombres, pero fue un paso importante y no dejamos de pensar en una segunda versión e incluso una tercera, segmentando por períodos y subgéneros.

Por Sergio Evans
Fotos por Bianca Zapata y María Loreto Correa