Su figura impresa en los afiches de una conocida marca de instrumentos musicales, empuñando una guitarra como si fuese una espada medieval, seguro animó a muchos chicos a exigir un pack para principiantes esta Nochebuena. El chileno más cercano a un héroe en las seis cuerdas renovó la pasión por el rock ante un público que hubo de acomodarse en un espacio reducido en dimensiones, pero ávido de apreciar el espectáculo de quien ha compartido escenario con ejecutantes tan célebres como Joe Satriani.
Tras años de ausencia en el circuito local, el afamado guitarrista hizo hervir un recinto que dejó de manifiesto cuan incondicional y heterogénea es su hinchada. La veneración a su talento atraviesa generaciones: en su auditorio hay desde adolescentes febriles que recién se introducen en el cosmos del rock y muchos adultos que no terminan de sorprenderse con las habilidades de quien también ejerce la tarea de docente e ingeniero de sonido de sus propias producciones.
En un grito de batalla ya enarbolado en otras ciudades, el ídolo declaró la guerra al reggaetón en un llamado a promover la diversidad de géneros y no estancarse en estilos que el tiempo termina por demostrar son de carácter desechable. En la jornada ofreció un adelanto de su próximo álbum, en donde anticipa un giro estilístico desde el virtuosismo del heavy a la dureza del thrash. A ello se abocará en el tiempo que le dejen la segunda versión de la Cumbre del Rock Chileno y un ciclo de tocatas veraniegas programado para febrero en un local capitalino.
– ¿Hace cuánto no venías a Rancagua y qué te pareció la reacción del público?
– Nosotros no veníamos acá como hace tres años. Igual ha pasado harta agua bajo el río en este intertanto. Me pareció bien. Es un local relativamente chico, pero vino harta gente, se veía bien llenito, estaban todos súper prendidos. Yo creo que lo pasaron bien y nosotros también lo pasamos súper bien.
– Durante el show interpretaste algunos temas inéditos, ¿que nos puedes adelantar respecto a esa cuarta producción de estudio?
– Ahora estoy trabajando en los temas. Tengo unos pocos listos, que no están realmente listos, pero son las maquetas más o menos presentables. Tengo hartas ideas. He estado grabando solo, no he trabajado con la banda la mayoría de las cosas. Algunas las hemos visto y se viene súper pesado. Estamos trabajando harto con siete cuerdas. Menos punteos y más riffs. Estamos con ganas de hacer un disco bien fuerte, medio thrash.
– ¿Qué les aconsejarías a los chicos que cuando te escuchan sueñan en convertirse en héroes de la guitarra?
– Dedíquense a otra cosa y ganen plata. Codelco la lleva, (ríe). Les recomendaría que hagan algo original. Que se guíen por lo que existe, pero que traten de dar un paso adelante. Esa es la idea. La música va evolucionando. Lo que estamos haciendo ahora, como decía arriba del escenario, debe ser una referencia para las personas que vienen después. Ellos tienen que ser mejores que nosotros. Hay muchas bandas de cover, acá se usa mucho. Hay que hacer el esfuerzo de componer, aunque cueste al principio, aunque de repente el medio sea ingrato con las cosas propias.