Anneke van Giersbergen repitió el milagro. La holandesa que enseñó a escuchar a los fanáticos del metal durante sus años junto a The Gathering, a quienes debe una incondicional masa de devotos seguidores, asombró nuevamente a un público atípico para el tipo de música que hoy interpreta, un rock minimalista por momentos sustentado únicamente en su privilegiada voz. Y cómo no, si apenas comienza a cantar la audiencia se sobrecoge ante una melodía que parece brotar directo del alma.
Agua de Annique, la banda que formó tras su partida de The Gathering, legitimó a Anneke como una de las intérpretes más importantes de la escena actual. Una cantante que trasciende géneros y etiquetas, que llena cualquier registro y congrega a un heterogéneo grupo de seguidores, desde quienes la conocieron agitando su larga cabellera a mediados de los noventa y los que la amaron por los trabajos más pausados que antecedieron su adiós a la emblemática agrupación europea. Su talento es tan indiscutible como su simpatía y carisma sobre el escenario.
La sencilla Anneke se encarga de derribar cualquier barrera posible. En un ambiente muy íntimo, tenuemente iluminado, compartió con los chilenos sus últimas composiciones. “Beautiful One”, “Day after yesterday”, “Sunken soldiers ball”, “You are nice!” se sucedieron para disfrute de los fans. Pero hubo más. “Scorpion Flower”, de su colaboración junto a Moonspell, “The blowers daughter” y “Somewhere”, contenidos en el aún más reposado “Pure Air”.
Sus músicos demostraron sobriedad y eficacia. En tanto Anneke, multifacética, tomó la guitarra en varios temas y optó por el teclado en otros. Un goce para los oídos.
Pero me ocurrió algo extraño. Al escucharla gritar en su lograda versión para “Digging the grave”, original de Faith No More, recordé por qué me gusta el rock. Lo que me apasiona del estilo es que por naturaleza no permanece quieto. Si bien puede jugar con los tiempos y posee tantas derivaciones como ejecutantes, en esencia es música furiosa apta para desintoxicar el espíritu. En esto no hay fórmulas predeterminadas. Si no salí del teatro emocionada como la mayoría nada más significa que poseo una sensibilidad distinta.
Mención aparte para un detalle de la organización. Los reporteros gráficos no pudieron acceder a la zona inmediatamente anterior al escenario, donde suelen ubicarse durante los tres primeros temas y así obtener imágenes más cercanas de los artistas. Como no hubo un aviso de por medio, varios no portaban lentes apropiados para la distancia en que la prensa fue acomodada, añadiendo enorme dificultad a su trabajo. Una cuota de cortesía a este respecto será bienvenida en próximas oportunidades.