Katatonia ofrece un concierto inolvidable en el Teatro La Cúpula

Era quizá uno de los pocos actos de renombre que todavía no subía a un escenario local. Los suecos de Katatonia saldaron una deuda con los amantes del metal depresivo mediante un contundente concierto que reafirma cómo este segmento posee un público propio y puede sustentar un espectáculo por sí mismo. La íntima velada que la banda europea ofreció en el Teatro La Cúpula el pasado 24 de febrero es una prueba fehaciente de aquello.

A Poema Arcanvs no alcanzamos a verlos. Solo escuchamos el final mientras llegamos al recinto que cumplió con la tarea de brindar un buen sonido desde cualquier ubicación, así como una excelente perspectiva ya fuese desde la cancha o bien sentado en una butaca, las que en lo personal no utilicé nunca durante todo el show. Punto débil fue la iluminación, tan tenue que a ratos los músicos se perdían en la penumbra. El público se comportó de maravillas. Respetuoso y efervescente a la vez.

Vendría el turno de Mar de Grises, para quienes lamentablemente el sonido no estuvo a la altura y no permitió distinguir varios detalles de sus temas. El sonido de las guitarras saturaba todo lo demás, aunque la entrega de los muchachos fue impecable como siempre. El panorama cambió mucho cuando ingresó Katatonia, que exhibió un sonido comprimido en especial en las guitarras. Precisas. Sin fallos ni arranques de volumen.

La banda se preocupó de entregar en vivo lo mismo que apreciamos en sus discos. Idéntico reverb en la caja y el característico efecto en la voz, todo manejado con la delicadeza de un joyero. Debido a la ausencia de un tecladista, el uso de bases fue tan evidente como esperado, aunque yo preferiría sumar un integrante en directo para alcanzar un sonido más natural y dinámico.

En lo personal quedé muy satisfecho, en particular por la inclusión de mis temas favoritos, “Teargas” y “Saw You Drown”, más un final de lujo con dos cortes de sus primeros discos, editados en 1993 y 1996. “Without God”, en la vena de Tiamat antiguo en las voces y usando teclados, y “Murder”, para fanáticos de la corriente más oscura, muy ligada a Paradise Lost en lo que a guitarras se refiere, acompañado de una interpretación cercana al funeral doom en los pasajes más lentos. Me parece genial que no olviden sus inicios y mantengan estos temas en su setlist. Con eso más que agradecido y pagado.

Por Sergio Evans
Fotografías por María Loreto Correa

Exciter: “Este show será histórico, ¡tres grandes bandas canadienses juntas!”

En marzo próximo se materializarán al menos un par de primeras veces para la longeva banda canadiense Exciter. De manera inédita presentarán su show frente a una audiencia sudamericana y como nunca antes ocurrió, compartirán plató junto a sus contemporáneos de Forbbiden, amén de reunirse en un escenario con Voivod luego de dos décadas. Semejantes antecedentes llevan al guitarrista John Ricci a aseverar que será un show de dimensiones históricas.

Ricci, el único integrante que ha sobrevivido a las distintas alineaciones de la banda que tuvo su bombástico estreno con “Heavy Metal Maniac” en 1983, anticipa su debut ante al público chileno como parte del cartel del Chargola Fucking Fest, evalúa las razones que los mantuvieron a la zaga del movimiento thrash liderado por Slayer y Metallica y revela la receta para seguir haciendo música a pesar de todos los contratiempos.

– ¿Por qué tomó tanto tiempo para que Exciter tocara en Chile?
– Esta será la primera vez en Chile para Exciter. Nunca fuimos invitados a tocar allí. Estamos muy entusiasmados respecto al show y prometemos entregar un show formidable para que nuestros fans lo recuerden durante un largo tiempo.

– ¿Conocen algo de este público? Dicen que ésta es una de las audiencias más locas y estruendosas en el mundo
– Uno de nuestros agentes en Alemania, Jens de Crush Concerts, concertó el show en Chile y otros tres conciertos en Sudamérica en marzo. Sí, he escuchado que aquí las audiencias son locas y salvajes y ese es exactamente el tipo de público del que nos alimentamos. ¡Mientras más locos los fans, más locos nos volvemos sobre el escenario!!!

– ¿Qué expectativas manejan respecto a esta gira sudamericana y el concierto en Chile junto a Voivod y Forbbiden?
– La última vez que tocamos junto a Voivod fue a comienzos de los ‘80 en Canadá. Ellos son gente muy simpática. No conozco a los tipos de Forbidden, pero estoy seguro que habrá una gran fiesta en backstage. Este show será histórico, ¡tres grandes bandas canadienses juntas! (en realidad Forbbiden es de Estados Unidos).

– Exciter partió en el thrash junto a gigantes como Slayer y Metallica. ¿Por qué ustedes han permanecido más bien como una banda underground?
– Pienso que fuimos superados en popularidad por Slayer y Metallica porque nunca tuvimos el apoyo y el management de esas otras bandas. Fuimos pasados por alto por la industria. Nunca tuvimos gente en posición de que las cosas sucedieran para nosotros. Siempre nos hemos manejado nosotros mismos y por eso nuestro potencial en el sentido de los negocios fue limitado. A través de los años nos acercamos a prestigiosos agentes, managers y compañías discográficas, pero ninguno estuvo interesado. Primero estuve de verdad enfadado por esto, pero hoy de verdad no me preocupa. Sí, aún somos una banda underground, pero estamos viajando por el mundo y haciendo un dinero razonable.

– ¿Piensas que esta situación tiene que ver con la escena canadiense del thrash en general?
– Ser una banda canadiense definitivamente fue un factor que nos impidió lograr un estatus más alto. La industria de la música canadiense no apoya a sus propios artistas hasta que alcanzan éxito en el exterior. La industria musical canadiense es cobarde para tomar un artista desde el comienzo de su carrera e intentar impulsarlo al estrellato. Básicamente es mucho trabajo y toma mucha inversión y la industria en Canadá simplemente no está dispuesta a hacer ese compromiso con un artista. Además, el mercado del metal aquí nunca ha sido igual que en otras partes del mundo. Por lo tanto, debido a la falta de interés en el metal y la falta de interés en promover este género de música, Exciter tuvo todo en contra para destacar y convertirse en exitoso.

– ¿Mantienes algún contacto con Dan Beehler (voz y batería de la banda hasta 1993, con un breve receso a fines de los ochenta)?
– No tengo contacto con Dan.

“SIEMPRE RECOGES LAS PIEZAS Y CONTINÚAS”

– “Anvil”, el documental, resume de manera brillante este dilema de la pasión versus la realidad, ¿se sienten identificados por Lips y Robb?
– En verdad estoy feliz por los muchachos de Anvil y el éxito de su documental, pero por otra parte su lucha ha sido la misma que la de cualquier otra banda de la vieja escuela. Estoy de acuerdo, Lips representó muy bien la pasión y dedicación al arte del heavy metal y expresó los sentimientos que estoy seguro sienten muchas bandas que nunca consiguieron el estatus que soñaron.

– ¿Cómo ha sido mantener viva una banda por más de 30 años, incluyendo cambios de alineación y sello discográfico?
– Si crees en ti mismo y tu potencial para alcanzar una meta entonces continúas. Creo en Exciter y lo que representamos, power, speed metal. No importa que cosa mala suceda, siempre recoges las piezas y continúas. Todos los miembros que ha tenido Exciter en una época u otra nunca han sido entregados de la manera en que yo lo he sido. Incluso si ocurre algo con la formación actual, ¡una vez más recogería las piezas y continuaría!

– ¿Te gusta el concepto de la gira de los Big Four?
– No he visto al tour de los Big 4, pero ¡todas las bandas de esa gira son grandes bandas! Sí, me gusta el concepto, ¡estas bandas han aportado gran música y talento al metal en sus propios e inconfundibles estilos!

– ¿Crees que existe una suerte de interés renovado por el thrash en estos días?
– La escena thrash, por ejemplo en Europa, nunca se marchó, pero en América supongo que atravesó fases. Creo que otra vez existe un interés por el thrash porque los fans quieren ver de dónde viene y se originó el verdadero metal. ¡Eso es algo bueno para bandas como Exciter!

“NUESTRO DOCUMENTAL NO SERÁ COMO EL DE ANVIL”
– Leí que planeaban grabar un documental, ¿en qué va eso?
– Nuestro proyecto de documental está avanzando muy lentamente. Estamos trabajando con una compañía local (Neuron Mirror) aquí en Ottawa, pero estamos progresando de acuerdo a su calendario. Hemos acumulado grabaciones en vivo de shows alrededor del mundo y unas pocas entrevistas sentados, pero nada más. Nuestro documental no será como el del Anvil, tendrá un concepto diferente. Diría que no puedo ver la finalización del proyecto por al menos otros dos años.

– ¿Cuáles son tus bandas favoritas? Clásicas y más recientes.
– Me gustan las bandas clásicas como por ejemplo Sabbath, Priest y Motorhead (estas bandas son las principales influencias de Exciter) y las bandas más nuevas que me gustan son Cannibal Corpse, Arch Enemy y High On Fire.

– ¿Conoces alguna banda chilena?
– Desafortunadamente no conozco ninguna banda chilena. Aquí en Canadá estamos limitados a los discos que se importan y están disponibles.

– Las últimas palabras son tuyas, ¿algún mensaje para los headbangers chilenos?
– Me gustaría decirle a nuestros fans chilenos que verán el más intenso show de metal que haya habido cuando toquemos en marzo. ¡Larga vida al metal!!!

Tim “Ripper” Owens obsequió hasta su micrófono en su concierto de Santiago

Aunque el show de Tim “Ripper” Owens estaba programado para las 10 de la noche, a esa hora apenas unas 50 personas habían llegado al Rock & Guitarras. De hecho, los encargados de comenzar a calentar motores, “Drakher”, se subieron al escenario mientras la mayoría de los asistentes aún estaba en el bar o conversando cerca de las mesas. Parece que todos sabían que la presentación del ex Judas Priest podría demorarse y se tomaron su tiempo para llegar al local.

Efectivamente, a medida que pasaba la hora, más fanáticos iban llegando y a las 11.30, cuando Ripper por fin salió a escena, unas 200 personas repletaban el recinto. Con un típico look gringo que incluía un jockey y lentes de sol, y acompañado de los mismos músicos de su última presentación -excepto el guitarrista Manolo Schaffler- el estallido comienza con “Burn in Hell” que va pegada a “Painkiller”, una dupleta priestesca que tal vez pocos esperaban tan temprano, pero que transformó de inmediato el concierto en una fiesta.

“This is fucking heavy metal, my friends!” fue el saludo de Ripper a sus fans y también la presentación de “Scream Machine”, que todos corean. La capacidad vocal de Owens sigue siendo increíble y nadie duda por qué se considera una de las mejores voces del metal. Pero luego de este corte deja claro que “ahora voy a cantar y no a gritar… porque gritar es un poco difícil para algunos” y se empieza a escuchar “Diamonds and Rust”, que con su ritmo más pausado deja aún más claro que Ripper es un cantante completísimo. La ovación con que termina da paso a un “ceacheí” que sorprende al músico, y ¡pide que se repita! Qué mejor que pedirle a un chileno que grite un ceacheí: nadie se hizo de rogar y nuevamente se escuchó nuestra especie de grito de guerra, que pareció deleitar al “gringo”.

Pero basta de chilenismos, es hora de que el show continúe con “Heart of a Killer”, seguida de “Desert Plains”. Miro alrededor y no veo a nadie en silencio, todos cantan cada sílaba de los cortes elegidos por Owens para esta nueva presentación en nuestro país, y el músico disfruta la recepción de sus seguidores. “It is me” es lo que suena a continuación y Ripper la presenta como una de sus canciones preferidas de su disco solista “Play my Game”. Se podría haber pensado que la audiencia no estaría tan familiarizada con el trabajo en solitario del actual vocalista de Yngwie Malmsteen, pero por la recepción del corte, habría sido difícil decir que no era otro clásico de Owens.

“¿Quieren algo de Judas Priest?” pregunta a continuación, porque sabe que para los fans nunca será suficiente Judas, y comienzan los acordes de “Hell is Home”. Infaltable era un tributo a Ronnie James Dio y en esta ocasión fue con “Children of the Sea”, que nuevamente hizo estallar el Rock & Guitarras. “The Human Race” vuelve a poner velocidad al show, que luego de “Hell Bent for Leather” y de todo el público casi opacando la voz de Owens, llega a la primera pausa. Sin embargo, al cabo de unos minutos la fiesta continúa con “Living After Midnight” seguida de “Starting Over”, un poco más pausado para presentar lo que venía.

“Este será el último tema así es que ¡vuélvanse locos!” ordena Owens a toda la fanaticada justo antes de que comience “One on One”, un corte preciso para dar término a esta nueva visita de Ripper a Chile, quien al final obsequió uñetas por cientos y hasta ¡regaló el micrófono! Si bien algunos pueden haber quedado con gusto a poco, pues el mismo Owens dijo que tocaría un setlist diferente en el show en Valparaíso al día siguiente, fue una gran exposición de calidad vocal, de interacción con el público y una presentación digna de uno de los mejores exponentes del heavy metal.

Por Isabel Mallea
Fotografías de Julián Pacheco

Los vampiros de Helsinki descienden sobre Santiago

Jussi toca la batería de comienzo a fin a torso desnudo, enseñando unos bien tonificados abdominales y desafiando la gravedad al lanzar una y otra vez las baquetas hacia el cielo en actos de malabarismo. Jyrkie, el vocalista, adopta una postura escénica que ocupa todos los espacios, una suerte de híbrido entre los extintos Joey Ramone y Peter Steele que sacude las caderas, de espaldas al público, toda vez que sube a la tarima de su colega Jussi.

La noche del 23 de septiembre debutó en Chile la banda finlandesa The 69 Eyes. En un Teatro Caupolicán semivacío, estos aventajados discípulos de una escuela de grupos neo glam nacidos en el país escandinavo, desplegaron un repertorio de temas que hablan de amor y tragedia en un tono sensual complementado con una acertada comprensión estética del escenario. Así, inundaron la velada de pelos escarmenados, ojos delineados y sombreros estilo cowboy, en un look que también contagió al público.

Ante una escasa, pero ferviente asistencia, los finlandeses interpretaron una veintena de temas. Por desgracia, las deficiencias de sonido no hicieron justicia a la impecable ejecución de los músicos, sobre todo a la voz que tendió a perderse entre la saturación de los demás instrumentos. En todo caso, nada que mermara las energías de una comprometida concurrencia que coreó cada tema como si fuese un hit.

“Cry Little Sister”, a modo de intro, abrió el concierto mientras la banda se posicionaba sobre el plató. Un tema que corrobora la ligazón establecida entre ellos y el clásico ochentero de terror adolescente, “The Lost Boys”, o “Generación Perdida” como se tradujo al castellano, y donde la citada canción figura como parte de los créditos. De allí los ecos de “People Are Strange” de The Doors, también parte de aquel soundtrack, a modo de epílogo.

¿En el intertanto? Una maciza dosis de love metal desarrollada en el siguiente setlist:

1. Back in Blood
2. Dead n’ Gone
3. Don’t Turn Your Back On Fear
4.Gothic Girl
5. Lips of Blood
6. Dance D’Amour
7. Perfect Skin
8. Christina Death
9. Never Say Die
10. Sleeping With Lions
11. Kiss Me Undead
12. Betty Blue
13. Dead Girls Are Easy
14. Wasting The Dawn
15. Feel Berlin
16. Brandon Lee
17. Devils
Encore:
18. Framed In Blood
19. The Chair
20. Lost Boys

Stryper: gracias por concierto concedido

Ésta debe haber sido una de las pocas ocasiones en que en Caupolicán se veían tantas imágenes religiosas junto a poleras negras y jeans. Fanáticos vestidos al más puro estilo glam de los ’80 junto a un lienzo enorme donde se leía “Jesucristo viene”. Y es que el grupo que se presentaba aquella noche por primera vez en nuestro país fue capaz de convocar a tan diverso grupo de gente, que probablemente no se hubiese juntado bajo ninguna otra circunstancia.

Las luces se apagaron a las 20.30 horas y Stryper saltaba al escenario en medio de la euforia de un público de todas las edades, desde seguidores de los comienzos del grupo hasta adolescentes acompañados de sus rockeros padres. “Sing Along Song” fue el tema de partida de este show tan esperado, cuyo bonus track era la presentación de los miembros originales de este cuarteto oriundo de California. Luciendo sus clásicos atuendos negro-amarillos, Stryper dejó claro desde el primer acorde que se avecinaba un concierto del más potente hard rock. Sin pausa alguna, “Loud & Clear” continuó haciendo saltar a todos los asistentes, mientras Michael Sweet y Oz Fox deleitaban con un ovacionado solo a dos guitarras.

“Hello! ¡Hola! We love you all!” fue el saludo de Sweet quien, luego de agradecer al público, presentó el siguiente corte de 1983, “The Rock that Makes me Roll”, que va pegada a “Reach Out”. A esas alturas, el Caupolicán ya era una fiesta con todos los fanáticos coreando cada estrofa y haciendo el infaltable air guitar durante los solos.

Un cambio de chaqueta precedió a “Calling on you”, del “To Hell with the Devil”. Llegando prácticamente sin problemas a las notas más altas, Sweet demostró que sigue tan vigente como hace 20 años. Junto a Oz Fox y Tim Gaines, lograban armonías impecables y llenaban el escenario corriendo de un lado a otro. “¡Todos salten con el siguiente tema!” ordenó Sweet, y el público obedeció sin dudarlo al comenzar los acordes de “Free”.

La euforia se apodera de los asistentes y nadie deja de saltar con el siguiente corte, “More Than a Man”. El sonido es impecable y el show potente. Hasta los fanáticos más pequeños cantan junto al grupo, demostrando que la música de Stryper ha traspasado fronteras. La ovación al final de la canción crece aún más al inicio del siguiente tema, el cover de Judas Priest “Breaking The Law”, una pequeña muestra del disco “The Covering” que saldrá al mercado en octubre próximo. “Peace of Mind” y “4 Leaf Clover”, los únicos cortes de su última placa “Murder by Pride”, si bien no son lentos, bajaron un poco las revoluciones y dieron un respiro a un público que aprovechó casi de tomar un descanso luego de la fuerza de la primera mitad del espectáculo.

Sweet y compañía hacen entonces una pausa, y gritando “¡éste es el libro más importante!”, lanzan biblias al público, que enloquece por tan inesperado obsequio y se abalanza sobre los libros. Robert Sweet aprovecha también de regalar una inmensa cantidad de baquetas y lo mismo hace Fox con sus uñetas. Luego de esta pausa el show continúa con “Open Your Eyes” y la locura vuelve a apoderarse del recinto. Ni los músicos ni los fans muestran señales de cansancio al comenzar “All For One” sin un segundo de descanso entre ambas canciones.

Con la máxima capacidad de sus pulmones, Sweet presentó “The Way”, dejando la guitarra por un rato y dedicándose sólo a demostrar el inmenso talento que tiene como vocalista. Fox, por su parte, no permitió que la canción sonara menos potente y fue capaz de mantener los decibeles tan sólo con su guitarra. En medio del tema, y gracias a que Michael Sweet no tenía la guitarra en sus manos, alguien le lanzó una polera con la palabra Jesús y éste pudo tomarla y mostrarla al público, gesto que desató el delirio de todos los asistentes.

El grupo se retira entonces del escenario, en medio de aplausos y gritos, pero menos de dos minutos después vuelve a escena para interpretar “Abyss”, la intro del disco “To Hell with the Devil”, que dio paso al tema del mismo nombre. Los fans casi hacen estallar el Caupolicán y cantan aún más fuerte que el mismo Sweet, transformando este corte en el más potente de la noche. “Soldiers Under Command” vendría a continuación para crear un momento mágico entre el vocalista y los asistentes. Lamentablemente, sería el último tema del concierto.

Muchos no podían creer cuando la banda se retiró del escenario y prendieron las luces del teatro, ni siquiera cuando los técnicos comenzaron a desarmar los equipos. No es que hubiesen estado esperando alguna balada -aunque es el gran éxito del grupo, “Honestly”, habría estado un poco fuera de lugar entre los riff poderosos-, pero todos esperaban que la primera presentación de estos íconos del rock cristiano fuese un poco más larga. Sin embargo, la potencia del show, la entrega de los músicos, las biblias que regalaron y, por sobre todo, el haber visto en vivo a un grupo tan esperado por tanto tiempo, fue más importante que la duración del show. ¡Gracias, Stryper, por concierto concedido!

Por Isabel Mallea
Fotos por Bianca Zapata