Review: Stormental


Stormental
Mental Live Storm DVD
Independiente
2008

A Stormental le quedan pocos hitos comunicacionales por conquistar. En un lapso muy breve, la banda logró alzarse como un nombre gravitante dentro de la escena heavy/progresiva brasileña. Desde su nacimiento en 2006 el grupo editó un larga duración, viajó al Viejo Continente a mostrar su música, puso a la venta un pendrive cargado con todos sus temas y videos oficiales y oficializó su debut en el mercado del DVD.

“Mental Live Storm” es un material registrado en vivo pero que carece de una virtud indispensable en este tipo de trabajos: la interacción con el público. De no leer que se trata de una presentación efectuada frente a casi 500 personas en un histórico teatro de Santa Catarina el video podría confundirse sin mucha dificultad con un extenso ensayo delante de varias cámaras. Un show de alta factura que clama por la efervescencia que supone una presentación en vivo.

Obviando el hecho de que la audiencia permanece sentada, el setlist de 12 temas establece la destreza de los músicos y la calidad vocal del frontman en un estilo que podría definirse como heavy/progresivo. Un acertado trabajo de las cuerdas y el pulso acelerado de la batería, sumados a una interpretación que no carece de nada de lo exhibido por ilustres cantantes del género conforman una pieza de gran valor. Aunque otra vez, se extraña la visibilidad de los asistentes al show.

Los brasileños reivindican el valor de esta clase de documentos mediante el relato de la gira europea realizada durante 2006 y que recapitula su paso por Alemania, Bélgica, Holanda, Eslovaquia, República Checa, Polonia y España a través de videos, fotografías y la narración de los protagonistas. El DVD contiene también dos clips e incorpora el CD “Unleashing The Madness”, un ecléctico EP que se mueve entre el progresivo, la balada y lo sinfónico.

Inquisición: “Estamos experimentando con nuevos sonidos que antes no se habían escuchado”

Inquisición no sucumbe al peso de su nombre. La historia los sindica como pioneros del heavy metal en un territorio dominado por el thrash, pero los pergaminos pierden relevancia cuando componen, porque en ese momento lo único importante es responder a sus propios criterios artísticos. A una semana de su participación en Leyendas del Rock, el cantante Paulo Domic repasa la biografía de la banda y anticipa un nuevo giro estilístico en el próximo álbum, “Opus Dei”.

– Venimos de una Cumbre del Metal, que reunió a Pentagram y otros viejos valores de los orígenes de la escena chilena. Leyendas del Rock sigue esta línea, aunque apuntando al heavy, ¿a qué atribuyes esta ola de nostalgia que estamos viviendo?
– Yo creo que más que nostalgia la trayectoria de las bandas ha permitido demostrar la valía que tienen. Tanto Dorso, Panzer e Inquisición han tenido una carrera larga, muchos discos, muchas etapas, y desde la perspectiva histórica el público lo empieza a reconocer y eso también se debe a un tema de respeto por las bandas y una valoración en lo musical. Sin duda la nostalgia tiene un papel importante. Obviamente hay mucha gente que reescucha eso y vuelve a revivir momentos del pasado, de cuando vacilaban en las tocatas. Pero es una mezcla de ambas cosas, el tema emocional por lo que significan las bandas y la música que han hecho durante su trayectoria.

– Inquisición es reconocida como pionera en la introducción del heavy en Chile cuando prácticamente todo lo que existía era el thrash, ¿podrías hacer algo de historia para las generaciones más jóvenes que no vivieron esa época?
– Sí, por supuesto. Yo no soy fundador de Inquisición, pero a través de los casi 10 años que estoy con ellos he podido conocer la banda y la historia. Inquisición abrió una nueva sonoridad, algo que no se había escuchado antes y por supuesto ejecutado tocado con maestría. También Panzer y Tumulto habían empezado con el heavy metal, pero siento que Inquisición lo llevó a otra dimensión. Manolo (Schafler, guitarrista) tiene un concepto más europeo del metal, tenía mucho de Mercyful Fate en ese momento. Pero hemos ido evolucionando. Lo que estamos haciendo ahora es bastante más distinto, más que nada en respuesta a nuestras inquietudes musicales. A la gente le ha gustado y lo sentimos con “Metal Genocide”, que fue mi debut y que también identificó a otras personas, que buscaban otro heavy metal, otro tipo de interpretación y siento que hubo un cambio bastante profundo entre el Inquisición previo a “Metal Genocide” y el posterior. Porque todos hemos madurado musicalmente, hemos encontrado el fiato y la comprensión para cada uno aportar cosas y dar vida a lo que estamos haciendo ahora.

– Mencionabas un cierto giro en la música de Inquisición. ¿Cómo ha cambiado el sonido de la banda y su método de trabajo gracias a la masificación de la tecnología?
– Eso ha sido bastante importante. Antes cuando grababan era un esfuerzo grande. Todo en cinta, análogo, el trabajo era mucho más largo y más tedioso. Mi primer disco lo grabé así con Witchblade, yo tocaba bajo en esa época entonces también conozco como se hacía, pero Inquisición lo hizo incluso antes y en condiciones mucho más precarias y así y todo se sacó un súper buen material. Manolo además de guitarrista es sonidista y tiene en su casa todo lo necesario para grabar y así lo hacemos. Tenemos la comodidad de una casa, una cervecita, la buena onda. Es otra la presión a estar en un estudio, mirando el reloj, urgido porque de repente no sale una toma. Pero ahí tenemos una tranquilidad, una libertad y una posibilidad de lograr las ideas que queremos dejar registradas en los temas.

– Como precursores del heavy nacional, ¿se sienten unos héroes del rock?, ¿existe una presión al momento de componer o les da lo mismo el peso de la trayectoria?
– Yo creo, pero con respeto, no en el sentido negativo de la palabra, nos da lo mismo. No por desprecio a la gente, sino porque nos mueve mucho más nuestro deseo artístico, que sabemos que siempre va a ser relacionado con el rock y la gente lo va a disfrutar porque va a estar ejecutado de forma profesional. Pero no sentimos esa presión. De hecho en este disco yo creo que se va a notar bastante más. Estamos haciendo más experimentación con nuevos sonidos, estructuras que antes no se habían escuchado. Aunque es distinto a lo hecho antes, creemos va a gustar a la gente.

– ¿Tienen fecha de estreno para ese material, se puede escuchar un avance, manejan un nombre tentativo?
– La verdad es que es un disco que está medio lanzado. A medida que hemos ido grabando temas los hemos ido publicando en Myspace y Facebook. Hemos sacado cinco. “Electroquinesis”, después “Miedo” y “Opus Dei”, el tema que le daría nombre al disco. También sacamos un par de covers. “Carretear”, que es un cover a “Ballroom Blitz”, el clásico de The Sweet, al que le pusimos una letra a nuestra manera y aterrizada a la cultura chilena. Y por último un tributo a Tumulto con el tema “Sin dinero”.

– Como uno de los baluartes del heavy chileno, ¿quiénes serían sus herederos o qué bandas piensas que están haciendo un buen trabajo en este género?
– En mi gusto personal, no podría opinar por el resto de los integrantes, me gusta mucho Delta. Tengo la suerte de conocer al tecladista Nicolás Quinteros. Hace poco grabamos un disco con él y Guillermo Olivares, guitarrista de Human Factor. También SteelRage creo que hace un buen trabajo. No conozco mucho más, no por un desprecio al rock nacional, pero últimamente ni siquiera estoy escuchando tanto metal.

– Muchas gracias por tu tiempo Paulo. Invita tú mismo a nuestros lectores para Leyendas del Rock del próximo 22 de agosto.
– Un gran saludo. Va a ser un agrado verlos el próximo sábado en el Teatro Teletón. No me cabe duda que tanto por Inquisición como por todas las otras bandas que participarán van a vivir un súper buen momento. No lo piensen dos veces y vayan a comprar su entrada porque van a vivir un gran espectáculo de heavy metal.

Review: Hidalgo

Hidalgo
Yupaychay
Independiente
2009

El rock instrumental nunca ha encabezado mi lista de favoritos. La experiencia refiere a ejecutantes excepcionales que interpretan piezas complejas para lucimiento personal, pero fracasan en la comunicación de emociones a través de sus instrumentos. Esta placa de Gabriel “Pickblade” Hidalgo, uno de los guitarristas más diestros de la escena chilena, ofrece una reconciliación con un género que tal como queda demostrado, puede derrochar tanta técnica como alma.

“Yupaychay” desborda corazón. En buena medida porque el álbum cita un repertorio reconocible casi por cualquier chileno. Es el tributo -el significado de yupaychay en lengua quechua- a los forjadores de la música popular contemporánea y a quienes solistas y bandas de hoy, no importa su corriente, deben enorme respeto.

Temas concebidos sin letra, pero ejecutados con instrumentos propios del folclor andino, fueron sometidos a pulcros arreglos orientados a incorporar bajo eléctrico y batería donde antes hubo charango y zampoña. Trabajo que posee el mérito de preservar la esencia de la Nueva Canción Chilena y revitalizar para otros públicos obras de gran belleza como “Alturas” y “Mercado de Testaccio”, originales de Inti Illimani, o “Charagua” de Víctor Jara.

Un deber tener en la colección de álbumes nacionales. La segunda producción solista de Hidalgo solo puede adquirirse de manera digital, a través de PortalDisc.

Manuel Cabezas expone sus mejores fotografías en vivo

Hace cuatro años Manuel Cabezas comenzó a inmortalizar la música en vivo disparando una cámara marca Samsung de dos megapíxeles. Desde su primer evento masivo, un festival de bandas rock organizado por la Universidad Católica, su permanencia en el circuito ha sido constante. En efecto, dos años después ingresó a estudiar la carrera de Fotografía en el Instituto Profesional Los Leones y hoy es un rostro reconocido en cuanto show de envergadura nacional e internacional se presenta en Santiago.

A partir del 19 de agosto su Alma Mater albergará la exposición “I Wanna Rock”, muestra que reúne 15 trabajos recogidos de conciertos como Heaven and Hell, Helloween, Kythrone y Dorso. “Hay un montón de cosas que uno intenta capturar, revela el profesional que publica bajo el alias de Hell Nation. Creo que mi búsqueda en las fotos esta en ciertos momentos importantes, en rasgos faciales, detalles de luces, emociones. La cosa está retratar todo lo que pasa sobre el escenario y no solamente tener un registro gráfico para decir tocaron y ahí está la foto”.

– ¿En verdad puede apreciarse el estilo de cada uno frente a un mismo show?
– Sí, claramente todos tenemos visiones distintas de las cosas y eso se nota. A veces en cosas un poco más técnicas como la composición, encuadres, el juego que tienes tú con tu cámara y cómo retratas lo que ves. En la variedad esta el gusto, ¿no?

– ¿Cómo crees que se ha desarrollado este campo de la fotografía en Chile?
-Creo que hay un montón de buenos fotógrafos por ahí haciendo su trabajo. De hecho hay muchos que están sin medios donde mostrar sus trabajos. También hay algunos ya conocidos que hacen su pega. No estamos tan lejos de un nivel en nuestras imágenes, hay equipamiento bueno en las tiendas, tanto en cámaras como lentes y flashes, que ya no solamente están accesibles para fotógrafos, sino que también para muchos que no tienen una relación directa con la fotografía a acercarse a este apasionante mundo que es capturar imágenes con una cámara.

– ¿Qué dificultades tienen los profesionales al momento de disparar?
– Las dificultades siempre son las mismas. A veces es la falta de respeto de los encargados de seguridad que al igual que ellos andamos trabajando, aunque la mayoría de la gente crea que no. También se ha ido profesionalizando o más bien dicho hemos ido evolucionando nuestros trabajos al punto de preocuparnos más de lo que hacemos en un concierto. Eso no ha sido muy valorado por algunas personas, ya que hacemos nuestra pega y la hacemos lo mejor que podemos. Digo ‘hacemos’ porque encierro a todos los medios que conozco y que tenemos las mismas limitantes.

Hatebreed en Chile: lección de vigor y profesionalismo

Al hueso. Directo, vital, sin rodeos. Los mismos adjetivos aplicables al hardcore calzan a la perfección para definir el reciente show de Hatebreed en Chile, una impecable clase de vitalidad y ejecución que dejó la vara bien alta a los tres teloneros nacionales. Dueños de una pasión idéntica sobre el escenario, los foráneos dictaron cátedra sobre la canalización del torrente de energía que caracteriza al género, pero que sin una dirección corre el riesgo de convertirse en un torbellino sin sentido.

Al centro de la cancha una bengala ilumina un acelerado mosh donde se confunden las piernas y los brazos de varias decenas de fanáticos. El fuego encendido se aproxima hacia el escenario donde alguien lo toma para extinguirlo rápidamente. En el aire y varias veces, Jamey Jasta dibuja un circle pit con su dedo índice, y el público, ni corto ni perezoso, sigue las instrucciones del calvo frontman de los estadounidenses.

El repertorio de los norteamericanos fue implacable. Cada corte más rabioso que el anterior, sin olvidar el tributo a sus influencias mediante los temas “Ghost of War”, original de Slayer, y “Thirsty and Miserable” de Black Flag, contenidos en su último álbum, una placa de covers titulada “For The Lions”. Una presentación que parece ser la primera de una trilogía de terror, pues el 18 de septiembre la misma productora traerá a Walls of Jericho y el 8 de octubre debutará en Chile Killswitch Engage.