Review: Rise To Fall


Rise to Fall
Restore To Balance
Coroner Records
2010

Hace muy poco revisábamos el álbum de una prometedora banda española dedicada al metalcore (As My Word Burns), y en un tiempo récord nos enteramos de la existencia de otros dignos representantes del estilo en la península ibérica. Este quinteto formado a mediados de 2006 autoprodujo su primer álbum y con él capturó el interés del compositor italiano Ettore Rigotti, el cerebro detrás de Disarmonia Mundi, quien asumió la postproducción del material adicionando arreglos de teclado, solos y voces que cristalizaron en su debut bajo etiqueta Coroner Records.

Para ser correctos, Rise To Fall le debe mucho más al death melódico que a sus derivados contemporáneos. A través de los once temas contenidos en su placa “Restore The Balance” los hispanos despliegan las tradicionales y armoniosas líneas de guitarra, sumando segmentos con sintetizadores y capas de voces limpias y rabiosas en simultáneo que ofrecen, citando al propio nombre del álbum, un adecuado balance entre agresión y melodía.

Ganadores de múltiples galardones, estos españoles serán de completo agrado de quienes gustan de bandas como Scar Symmetry y Amon Amarth, agrupaciones suecas junto a las que han tenido la oportunidad de mostrarse en vivo.

Review: Folkearth

Folkearth
Rulers Of The Sea
Stygian Crypt Records
2009

Lo que tenemos entre manos es la séptima producción de esta banda folk metal multinacional. Para este trabajo inspirado en la mitología nórdica, el lituano Ruslanas Metfolvi reunió un cosmopolita elenco de intérpretes que asumió labores de creación lírica y ejecución de variados instrumentos musicales como guitarra, teclado, batería, bajo, flauta, gaita, violín, mandolina y tin whistle. Un festín para los seguidores del género.

La idea nació allá en 2004, cuando la primera encarnación del grupo editó “A Nordic Poem”. A éste le seguirían “By The Sword Of My Father” (2006), “Drakkars In The Mist” (2007), y la tríada conformada por “Father Of Victory”, el acústico “Songs Of Yore” y “Fatherland”, todos publicados en 2008.

Para la nueva entrega, Folkearth reclutó 12 integrantes de nueve países -Grecia, Francia, Suiza, Lituania, Australia, Argentina, Alemania, Mónaco e Italia- entre quienes destacan Ally Torch, violinista de Haggard, la griega Hildr Valkyrie y músicos provenientes de Dol Amroth, Frekkr, Skiltron, Black Night Symfonia, entre otros. El álbum ofrece intensas interpretaciones al estilo pagan metal y pasajes que evocan la trova y la juerga de una taberna medieval. Un deber para los amantes de la fantasía.

Review: Vita Imana


Vita Imana
En Otro Lugar
Independiente
2010

Desde 2005 a la fecha han cosechado un importante número de galardones en certámenes de música independiente y adquirido experiencia en casi un centenar de escenarios, pero definitivamente éste es el año de los españoles de Vita Imana. Su propuesta autodenominada metal tribal cristalizó en un álbum debut de gran factura masterizado en Finlandia y en agosto subirán al tablado más prestigioso del género, el Wacken Open Air de Alemania.

“En Otro Lugar” exuda reminiscencias a A.N.I.M.A.L, a Sepultura en la época del “Roots” y se inscribe en el nü metal caracterizado por la gravedad de las afinaciones, la predominancia del bajo, además de letras en castellano y un discurso iracundo y contestatario. Algo más de una hora de ataque sonoro dividido en 15 temas de una energía demoledora muy en la ruta del metal más moderno.

Las percusiones étnicas a modo de intro advierten la tónica que prevalecerá en el álbum. Una placa que destaca por desplegar un sonido macizo, definido y de arraigadas raíces primitivas. Aquí los tambores no son un extra, sino que poseen idéntico protagonismo al de los instrumentos tradicionales, pues un miembro estable -Miriam- está a cargo de ellos. Es una sección que alcanza brillo propio en cortes instrumentales como “Taikos”.

Vita Imana, una exportación poco usual para la escena metálica ibérica.

Lacuna Coil visita Chile en su momento más americanizado

Hubo que esperar años para que Lacuna Coil ofreciera en Chile su primer concierto. Por desgracia ese lapso fue crítico en la carrera de los italianos, quienes optaron por una fórmula cada vez más acorde a los gustos mayoritarios en desmedro de la nostálgica sutileza de sus primeros álbumes. Y en ese contexto, el de una agrupación que luce más americana que nunca, que la banda se presentó en el Teatro Teletón de la capital.

Como si el destino conspirara contra la audiencia local, un irritante acople de instrumentos y la escasa definición de sonido, atentaron contra la calidad del espectáculo. No obstante, la arrobadora Cristina Scabbia suplió los ripios técnicos gracias a una interpretación intensa y ese carisma innato que la mantuvo en sintonía con los asistentes durante todo el show. Exactamente lo opuesto al guitarrista Marco Biazzi, a quien se vio bastante apático.

En honor a los seguidores de su etapa gótica, el repertorio escogido incluyó solo dos cortes de “Unleashed Memories” -“Senzafine” y “When A Dead Man Walks”-, pero nada de sus trabajos previos. Mejor suerte corrió “Comalies”, pues de allí tomaron “Swamped”, “Daylight Dancer” y “Heaven’s a Lie”, en un tributo póstumo a Peter Steele, Ronnie James Dio y Paul Gray, cuyos decesos han conmocionado a la escena en lo que ha transcurrido del año.

La mayor dedicación la obtuvieron “Karmacode”, quizá el peor de su discografía, y “Shallow Life”, la última placa editada por los europeos. El público los disfrutó a rabiar, aunque éste tampoco es el mismo de los inicios, pues mientras crecían en popularidad en los Estados Unidos, perdieron la base de fanáticos que les permitió tan exitosa transición desde el punto de vista comercial.

El momento más íntimo de la noche sobrevino con la interpretación de “Wide Awake”, con Cristina casi en exclusiva sobre una base de teclado. En tanto, una distracción ocurrió cuando la cantante introdujo fallidamente “Swamped” -el setlist indicaba que proseguía “The Maze”- solicitando a los asistentes que cantaran si conocían la letra: no importa si compraron el álbum, lo descargaron u obtuvieron una copia pirata de algún amigo.

Queda la idea de que la parodia empleada para promocionar su último disco y proyectada antes del bis tiene más de realidad que de farsa. Cristina y Andrea, ataviados de un modo ostentoso y falto de gusto, presentan a “Shallow Life” como “el producto del año”. La sensibilidad de los comienzos cedió terreno a otros patrones en lo que parece un viaje sin retorno. En cualquier caso, es uno menos en la lista de actos pendientes.

Dark Tranquillity: embajadores del sonido Gotemburgo desbordan agresión y melodía

Dark Tranquillity supo de la exuberante devoción del público chileno hace solo dos años. Aunque en honor a la verdad, la relación de los suecos con la fanaticada local mostró sus primeras señas durante la agitada época del intercambio de casetes, cuando como personajes capitales de la escena de Gotemburgo enviaron y recibieron misivas escritas por gentes de puntos tan distantes como esta esbelta franja de tierra.

Hoy, la banda considera a la chilena una de las audiencias más apasionadas que ha enfrentado. Ni bien se apagaban las luces del Teatro Teletón, los seguidores del sexteto escandinavo empezaron a aclamarlos. En el fondo del escenario, la proyección de unos relojes en movimiento anticipaba un espectáculo audiovisual que se prolongaría durante casi dos horas. “At The Point Of Ignition” dio el vamos y “The Fatalist”, demoraría en comenzar lo que los técnicos se apuraban en resolver un pequeño entuerto.

La intensa “Focus Shift” establecía la marca registrada de los suecos. Esa combinación de agresividad y melodía que define el sonido death metal de Gotemburgo y que en la actualidad tiene en Dark Tranquillity uno de sus mayores referentes. ¿La receta? Una voz gutural, pero comprensible, guitarras afiladas con gran vocación melódica, bases electrónicas, profusos cambios de tempo y una pizca de progresivo.

El setlist incluiría cortes como “Final Resistance”, “The Wonders At Your Feet”, “Lost To Apathy”, “Shadow In Our Blood” y “The Grandest Accusation”, las dos últimas contenidas en “We Are The Void”, el disco 2010 de los europeos. Tras interpretar “The Lesser Faith”, Mikael Stanne agradecía el entusiasmo de los fans nacionales e indicaba a los rezagados de platea que había reparado en su presencia y que sería genial si pudieran unirse al público de cancha y así ocupar los sendos espacios vacíos que quedaban a cada lado del escenario. Rápidamente, alguien de la primera fila debió aclararle que se trataba de dos localidades distintas, y el cantante se disculpaba.

Uno de los instantes más íntimos del recital tuvo lugar durante la emocionada interpretación de “ThereIn”, un emblema de toda la belleza contenida en el álbum “Projector”, todavía hoy considerado la cúspide de sus registros. En ese momento Stanne cedió el micrófono a la concurrencia que conocía de memoria el estribillo. “It was solid/yet everchanging/it was different/yet the same/so I starve myself for energy”.

Pasadas las 10.30 el vocalista introdujo el tema que cerraría el recital, “Terminus”, citando el coro que inspiró el título de su reciente DVD: “where death is most alive” o “donde la muerte está más viva”. Concluía así una performance tan técnica como afectiva. Los músicos bajaban del semicírculo que forma el escenario para estrechar las manos del público, dar las gracias e incluso beber una cerveza en su nombre.

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“GOTEMBRUGO ES UN
SELLO DE APROBACIÓN”

Mikael Stanne en conferencia de prensa previa al show.

– ¿Cómo ha sido la evolución de vuestra música? Dark Tranquillity ha experimentado mucho durante estos 20 años.
– Pienso que nos esforzamos en tratar de mejorar el trabajo de álbumes anteriores. Es una suerte de reacción, un comienzo nuevo y fresco. Lo que sea sentimos en ese momento es lo que hacemos, no decimos este álbum es así y el siguiente álbum será diferente. Es solo cuestión de encontrar qué es lo que te importa en ese momento. Para mí, los álbumes son como cápsulas de tiempo, realmente capturan lo que está sucediendo en la banda, en nuestras vidas, en nuestras mentes, en el momento en que hacemos la grabación. Por eso cuando miramos atrás nos sentimos satisfechos, incluso si ahora somos una banda mucho mejor, aún lo apreciamos porque hicimos lo mejor que pudimos en ese instante.

– ¿Qué piensan respecto a la actual escena de Gotemburgo?
– En estos días no hay mucha escena. Ya nadie está en casa, andan todos de gira. Existe una especie de nueva generación de bandas, pero todos andamos en tour y nunca nos vemos. Existe una escena underground desarrollándose, aunque no tenemos mucho tiempo para tomar parte de eso, pero definitivamente está ahí, está pasando. Desafortunadamente, es difícil para estas bandas destacar y evitar ser etiquetadas sólo como otra más de Gotemburgo.

– Mikael, ¿cómo es tu relación con In Flames y Hammerfall, bandas donde fuiste vocalista en sus inicios?
– Siempre ha sido excelente. Gotemburgo es una ciudad pequeña, crecimos juntos, cambiamos miembros. Esa es parte de la razón de su éxito, porque es una competencia saludable, no una competencia, sino que es aliento. Tú miras a las otras bandas y dices “hombre, esto está increíble”, trataremos de inspirarnos y hacer algo distinto. En general, lo que más me gusta de Gotemburgo es que es todo de alta calidad. Es un sello de aprobación.

Daniel Antonsson (bajo), Mikael Stanne (voz) y Martin Henriksson (guitarra).

– ¿Cómo ha sido la recepción de su nuevo álbum, “We Are The Void”?
– Ha sido muy, muy bien recibido. Los fanzines o bien lo han adorado más que a cualquier otro álbum o no. Es un poco extraño. Es un álbum polarizado en lo que se refiere a su recepción. Creo que porque el álbum es muy emocional y muy poderoso, incluso si lo entiendes o no. Personalmente, creo que es lo mejor que hemos hecho jamás. Muestra mucha madurez en la banda, es nuestro álbum más serio e intenso.

– Para muchos “Projector” es “el” álbum de Dark Tranquillity.
– Para nosotros es muy difícil. Hubo mucho de reacción al hecho que todos pensaban que solo éramos otra banda más de Gotemburgo. No queríamos ser sólo un género, un alias o una etiqueta. Se siente raro. Quisimos apartarnos cuanto nos fuera posible, tomar distancia y probarnos a nosotros mismos y los demás que no somos sólo eso. Por eso es que “Projector” es muy, muy importante, aunque en su tiempo el álbum fue muy incomprendido.