Ni el fatal martes 13 pudo contra la pasión heavy metal. Parece sólo ayer cuando Bruce Dickinson envalentonó a 15 mil chilenos en Santiago. Dos años después, la voz privilegiada del heavy metal, el hombre de los pantalones de cuero ajustados y físico infatigable corrió sin cesar casi una hora y media por el gigantesco escenario montado en la Pista Atlética del Estadio Nacional. Fue la detención en Santiago de la gira “Dance Of Death”, el último disco de estudio de la mítica banda inglesa.
Lejos quedaron los recuerdos del débil sonido del año 2001, cuando los reunidos músicos mostraban su nueva producción de entonces, “Brave New World”. La noche del martes todo fue impecable. La escenografía, el calabozo de un siniestro castillo custodiado por dos verdugos. El repertorio, una selección de canciones del álbum más reciente y varios clásicos coreados a voz en cuello por 15 mil personas vestidas de camisetas negras.
Antes de las nueve y media, los británicos estaban en el escenario luego de la penosa actuación de los chilenos Witchblade. Dickinson y compañía, los guitarristas Adrian Smith, Dave Murray y Janick Gears, el bajista Steve Harris y el baterista Nicko McBrain partieron con “Wildest Dreams”, del último disco, y continuaron con una seguidilla de éxitos: “Can I Play With Madness”, “The Trooper”, “Hallowed Be Thy Name” y el súper clásico “Fear Of The Dark”.
Iron Maiden no vive de añejos buenos tiempos. “Tocamos mejor que en los ochenta” dijo Dickinson en la conferencia de prensa tras su arribo a Chile. Y dos álbumes de excelente factura son la prueba. Del “Brave New World” la banda interpretó la canción homónima y del “Dance Of Death” los temas “Rainmaker”, “Dance Of Death” y “No More Lies”, uno de los cortes más épicos de la placa discográfica. Quizá otro himno para la extensa lista de la “Doncella de Hierro”.
Dickinson nos aseguró que somos un “público jodidamente especial”. Y, agregó, “mientras exista Iron Maiden siempre habrá un concierto en Chile”. ¿Qué más?, combustible para fanáticos ansiosos de un show sin fin. Pero todo lo bueno acaba, reza el refrán popular y a eso de las 10.30 la banda hizo su primera retirada. Falsa alarma, porque regresaron con un acústico “Journeyman” y “The Number Of The Beast” y “Run To The Hills” para el cierre. Igual que dos años atrás.