Dicen que las segundas partes nunca superan a la anterior y, en este caso, la regla pareció cumplirse. Gamma Ray se ha presentado en nuestro país en reiteradas ocasiones -en un Teatro Providencia lleno, junto a Masterplan; junto a Shaman en el Caupolicán, y junto a Helloween en un memorable concierto-reunión, en ese mismo recinto-, y el show del 5 de mayo debió ser la guinda de la torta, pues celebraban los 20 años del disco “Heading for Tomorrow”. Sin embargo, una serie de inconvenientes se encargó de empañar un espectáculo que prometía mucho más.
Pero vamos por parte. El cambio de recinto, del Teatro Teletón al Novedades, fue una decisión que molestó a muchos. El Novedades tiene un sonido bastante deficiente y nadie sabía a ciencia cierta cómo estaría después del terremoto. Además, la variación en el valor de las entradas desfavoreció a todos quienes habían comprado la de 15 mil, pues se les prometió un “poster firmado por la banda” en compensación, pero lo que ellos realmente querían era una ubicación un poco mejor en el teatro originalmente definido para el concierto.
Si bien el show de Gamma Ray estaba programado para las 21 horas, luego de una impecable presentación de los nacionales Blodden Wedd, los alemanes no salieron a escena sino hasta después de las 21.30. El público se impacientaba, sobretodo porque las luces se apagaron pero se volvieron a prender en un comienzo falso que muchos se tomaron con humor, pero otros también con molestia. Junto a “We Will Rock You” de Queen, los músicos comenzaron a salir al escenario para interpretar “Gardens of the Sinner”, que tal vez no era la intro que se esperaba pero que de inmediato encendió a la fiel fanaticada. Gamma Ray tiene un sonido sólido en vivo pero, a pesar de que los técnicos se tomaron bastante tiempo probándolo -con las respectivas burlas del público-, la acústica del teatro no es la adecuada para un concierto de este tipo y la voz de Kai Hansen sencillamente se perdía. Claro que la profesionalidad está por sobre todo y continuaron con “New World Order”, con el público coreando cada nota.
El siguiente corte fue “Empathy”, del nuevo disco de Gamma Ray, “To The Metal”. Aunque el concierto había sido presentado como la celebración de los 20 años de “Heading for Tomorrow”, parecía extraño que hasta ahora no se hubiese escuchado ningún tema de dicho álbum. “Deadlands”, también de “To The Metal”, fue escuchada con respeto por la audiencia, pero sin desatar la euforia que otras canciones consiguen. “Fight”, del álbum “Majestic”, sonó a continuación, para dar paso a “Mother Earth” y “No Need To Cry”, todas presentando el último lanzamiento de la banda. El público pareció bajar las revoluciones, pero sin dejar de pedir a gritos que por favor tocaran “Heading for Tomorrow”.
El show retomó la fuerza con “The Saviour”, del clásico “Land of the Free”, que fue coreado por todos los asistentes. La banda se retira entonces del escenario para que Daniel Zimmerman ejecute su solo de batería. El público disfruta cada redoble y ovaciona al músico, y al finalizar se escucha “Armaggedon”, que desata la locura entre los asistentes que no dejan de cantar ni saltar al ritmo de este corte del disco “Powerplant”. Kai Hansen se ve feliz y se pasea de un lado al otro del escenario, a pesar de lo pequeño que éste era. Es todo un frontman y lo sabe. Sus compañeros de grupo se retiran de escena para que deleite al público con un solo de guitarra, que extrañamente resultó ser idéntico al que tocaba Brian May, guitarrista de Queen, en el tema “Brighton Rock”. Haber comenzado el show con una canción completa de este grupo, y luego tocar un solo exactamente igual de la misma banda… ¡supongamos que Gamma Ray pagó por los derechos de autor!
Usando un atuendo absolutamente motoquero, que incluía hasta lentes oscuros, Kai y compañía continuaron su presentación con el tema que le da nombre a su última placa, “To the Metal”. En este momento, el reflejo de las luces en el escenario deja ver algo insólito: estaba cayendo agua sobre la batería. Había comenzado a llover y el Novedades demostró por qué todos los consideran un teatro pésimo. El grupo parece no darse cuenta y continúan tocando, pero todo el público intenta demostrar su enojo por la situación y cantan “¡Está lloviendo!” al ritmo del tema.
Aún sin mencionar el acuoso inconveniente, comienza a sonar “Rebellion in Dreamland”, que causó risas cuando Kai cantó “Rain is Falling Down on me”. Este corte clásico del “Land of the Free” sonó junto a “Man on a Mission”, dos temas que el público adora y que son carta segura en cada presentación de estos alemanes, pero ¿qué había pasado con el aniversario de “Heading for Tomorrow” prometido durante la promoción del show? Hasta ese momento no había sonado ningún corte de dicho álbum, y muchos fans se impacientaban pues sabían que el concierto se acercaba a su fin y de celebración por esos 20 años, nada.
Luego de esa dupleta, la banda se retira de escena y el público no se cansaba de pedir las canciones del disco que debía haber sido homenajeado. Sin embargo, otra fue la sorpresa cuando los músicos vuelven al escenario y comienzan a tocar “Ride the Sky”. Los fans apreciaron esta joyita de la época Helloween y casi hicieron estallar un Teatro Novedades que seguía lloviéndose. Sin dar espacio para descansar, “I Want Out” es la siguiente canción y el público revive, y hasta parecen olvidar la gotera que seguía cayendo sobre Zimmerman.
A estas alturas del show, pocas esperanzas quedaban de escuchar un tema siquiera de “Heading for Tomorrow”. Uno que otro fan seguía pidiendo esa canción, pero sabiendo que el concierto estaba a punto de terminar. El grupo vuelve al escenario para interpretar “Send me a Sign”, luego de que Kai Hansen se recostara al frente de la batería como tomando un delicioso baño de lluvia, enviando un mensaje de “Qué importa, el teatro se está lloviendo pero nosotros seguiremos tocando”.
Y a pesar de todos los inconvenientes que fueron surgiendo, Gamma Ray terminó su presentación de forma impecable, agradecidos de los fans que siempre los apoyan, y regalando uñetas y baquetas a destajo. Sin embargo, quedó la sensación amarga de un show que parecía haber sido organizado a la rápida, en un teatro que claramente no está habilitado para este ni ningún tipo de espectáculos, y que se promocionó como algo que finalmente no fue.
Por Isabel Mallea
Fotos por Bianca Zapata