El esperado retorno de Undercroft desde Alemania tuvo un sabor agridulce. Aunque el show ofrecía una parrilla jamás vista en la ciudad, de manera inédita abrían la velada los legendarios Inquisición, en cuyas filas milita uno de los mejores guitarras de Chile, el señor Manolo Schafler, completaban el cartel dos bandas internacionales como Krow de Brasil y Exterminio de Argentina, y era el primer evento tras la clausura del Golden Active, el público no se comportó a la altura.
Tras la polémica provocada por el cierre temporal del local oficial y el temor de perder la fecha, el evento se mudó a la hoy abandonada disco Maniquí, espacio que varias veces fue testigo de encuentros metaleros. Respiramos nuevamente. Pero parece que los lamentos por la bajada de cortina del pub ni el entusiasmo por ver a Undercroft fueron suficientes, ya que la audiencia estuvo muy por debajo del más pesimista de los pronósticos. Y no es primera vez. Baste recordar la visita de Hirax en septiembre. Lamentable, porque tan escaso quórum solo reduce las posibilidades de apreciar bandas internacionales en esta ciudad.
En lo netamente musical, el show del 31 de octubre fue de gran factura, uno donde se conjugaron una experimentada puesta en escena, un backline de primera línea y un sonido de lujo. Los encargados de abrir fueron los heavys de Inquisición, demostrando todo su oficio. No por nada Manolo Schafler y el baterista Carlos Hernández integraron la banda soporte de Ripper Owens en Chile. Adelantaron temas de su próximo disco e interpretaron clásicos en un apretadísimo setlist que disfrutamos de inicio a fin.
Vendría el turno de los brasileños Krow con un death metal intenso y enérgico, abundante en cambios de ritmo pegajosos y entretenidos. Su puesta en escena capturó la atención del público sin dar tregua entre tema y tema. Los siguientes en el programa fueron los veteranos Exterminio, quienes una vez más tocan en tierra chilena. Pude verlos junto a los maestros Sinister y poseen un sello de banda brutal death metal con temas fuertísimos y una voz ultra grave y contundente. Dejaron feliz a un público que no los conocía y que quedó con ganas de que continuaran tocando. Ambas bandas se fueron muy agradecidas de la respuesta del público presente.
El turno de cerrar era para Undercroft, banda que lleva años radicada en Alemania y que este año retornó con una extensa gira por Chile. Una vez en el escenario se notó el cambio. La luz se tornó roja, el humo creaba una atmósfera tenebrosa y los músicos demostraban su profesionalismo. El público que antes permaneció sentado al fondo del recinto se aproximó hacia el escenario para acompañar a estos embajadores del death chileno, quienes mostraron una alineación súper sólida con un nuevo guitarra, un compatriota que en corto tiempo dijo “este puesto es mío”.
Un show muy definido en sonido, con un breve corte de energía que no opacó en nada la entrega de la banda. Cuando Álvaro Lillo nos anuncia el último tema sentimos que fue muy breve. Para los que han escuchado lo nuevo de la banda se darán cuenta de la evolución natural hacia un death metal más pulido, pero sin perder la crudeza de Undercroft. Nada más que agradecer en especial a Claudio “Tomate” Illanes, con quien desde hace años mantenemos contacto y compartimos una cervezas antes de su regreso a la capital.
Por Sergio Evans
Fotos de María Loreto Correa