Deathstars brinda una noche de glamour y rock industrial

Delante de las barricadas, brillantina en el pelo y trajes de riguroso negro. Del otro lado de las vallas, los atuendos compiten en oscuridad y dedicación. Y claro, si sobre el escenario del Teatro Caupolicán los suecos de Deathstars imponen su espectáculo de rock gótico y tempos electrónicos, en una velada que reunió música y moda junto a un desfile de la diseñadora Carolina Rival y un after party con los nacionales de Industrial Company Inc.

En algo más de una hora de concierto, los europeos desplegaron un show que desbordó potencia. Whiplasher, Skinny, Cat, Nightmare y Bone no descuidan ni forma ni fondo. Los músicos se presentaron vestidos de negro, en contraste con los blancos instrumentos y la palidez de sus rostros. Así también ejecutaron una suerte de coreografía para cada tema, manteniéndose cabizbajos o poniéndose de rodillas en determinados segmentos de los temas.

Las bases de teclado son definitivamente las protagonistas en este estilo y por ello se extrañó la ausencia de un sexto músico a cargo de su interpretación en vivo. Whiplasher sedujo al público con ese timbre vocal profundo y un innegable carisma sobre las tablas. El frontman se mueve con total desplante y sus desbordes de energía no hacen mella en la calidad de su interpretación.

Una lástima que la concurrencia no estuviese a la altura del espectáculo ofrecido. En Chile Deathstars no es la banda más popular dentro de su género, lo que por cierto no constituye una medida del talento ni de la capacidad de ofrecer un show en directo que no desmerezca lo mostrado en trabajos discográficos. Por ello se agradece el atrevimiento de la producción y la disminuida asistencia probó una completa fidelidad a sus ídolos.