Blaze se desprende de la sombra de “La Doncella” y ofrece show de gran factura

El concierto de Blaze Bayley parecía ser otra buena oportunidad para escuchar clásicos de Iron Maiden en vivo, como lo fue, o iba a ser, el show de Paul Di’Anno de hace algunos días. Sin embargo, el espectáculo que ofreció el inglés fue mucho más que un recuento de clásicos de la doncella y se transformó en un despliegue de energía e interacción con el público que dejó a todos los asistentes más que satisfechos.

Pero nada es perfecto. Si bien el show estaba programado para las 21, los nacionales de Concerto sólo salieron a escena a eso de las 22.15, algunos minutos después de la apertura de puertas. Aunque su presentación fue sólida y sus músicos demostraron una increíble calidad, no lograron encender a una audiencia respetuosa pero aburrida luego de la larga espera, y que al poco andar pedía la aparición de Bayley. La excelente ejecución de este quinteto duró cerca de 40 minutos, cuando la expectación por el acto principal crecía.

A las 23.30, los músicos de Bayley aparecen en el escenario desatando la euforia de un público que, hasta ese entonces, se habría podido definir como muy tranquilo. “Madness & Sorrow” fue el primer corte y ya se podía notar la fuerza que Blaze entregaría durante el concierto, interactuando con los fans en el borde mismo del escenario, actitud algo temeraria que por fortuna no terminó en nada malo.

“¡Santiago, déjenme ver sus manos!” pedía Bayley y el público no dejaba de aplaudir. El segundo tema, “Voices From The Past”, fue coreado por todos los asistentes, agradeciendo las palabras del cantante que aseguraba que era “un honor estar de vuelta en Chile luego de tantos años”. “City of Bones” fue el siguiente corte y Blaze no paraba de moverse por el escenario a pesar de su estrechez, y de hacer participar al público y sus músicos. Sin detenerse a descansar, suenan “Waiting My Life To Begin” y “Smile Back At Death”, destacando la calidad de los instrumentistas y el carisma mostrado hacia los fans.

Bayley parece una máquina en escena y en momentos recuerda a Ozzy, por sus expresiones faciales y su manera de aplaudir, y las sonrisas en las caras de algunos fans demostraban que también ellos notaron la similitud. Su voz sigue sonando con la fuerza de siempre, llegando a tonos altos sin señales de esfuerzo o cansancio. Pero él no quería cantar solo y, gracias a lo pequeño del local, Bayley veía a quienes no estaban aplaudiendo o cantando y ¡los apuntaba hasta que conseguía una respuesta!

Antes de presentar “Blood & Relief”, Blaze deja claro que ellos estaban ahí debido a que los fans creen en ellos, a lo que el público responde con otra ovación. “The Launch” suena a continuación, manteniendo las revoluciones de una presentación no apta para cardiacos.

“LA DONCELLA”

Pero faltaba la doncella, las canciones de Iron Maiden que consagraron a Bayley como un gran intérprete. “Lord Of The Flies” fue una nueva inyección de energía, que sorprende al inglés quien se muestra agradecido por tan cálida recepción. Los acordes de “Futureal” sonaron en seguida, pero nadie mostraba signo alguno de cansancio o aburrimiento.

Había que bajar un poco las revoluciones, y Bayley aprovecha de hacer un discurso sobre lo importante que es no dejar que nadie guíe nuestras vidas, que nadie nos imponga en qué creer o qué hacer. “Ustedes deben decidir sobre sus vidas, ¡ustedes eligen qué escuchar!” es el final apoteósico para esta especie de declaración de principios, que va unido a “Letting Go Of The World”.

Blaze dedica “The Brave” a todos los seguidores que llegaron hasta el Rock & Guitarras, por apoyarlo y hacer de esa una noche especial. El calor humano, y la falta de ventiladores, comenzaron a hacerse sentir, y en “Leap Of Faith” finalmente se quitó la camisa, dejando en claro que los años pasan tanto por su vida como por su estómago. Pero esto no lo avergonzó para nada, y al contrario, bromeó diciendo que ahora tenía el “físico de un hombre de verdad”, no como cuando sacaron el álbum Virtual XI donde era más joven y delgado. Al mencionar el disco, todos supieron que venía el tema que estaban pidiendo, “The Clansman”, con las voces de la audiencia casi apagando la de Bayley. “Man On The Edge” va pegada y parecía que el local iba a estallar con tanto canto y saltos. Tan eufórico estaba el público que un fan consiguió subirse al escenario, pero a Bayley no le hizo ninguna gracia y, tomándolo del pelo, lo lanzó hacia abajo, causando las risas del resto de la fanaticada.

Al parecer, a este inglés le gusta aprovechar las instancias de los conciertos para entregar diversos mensajes a sus fans, y esta ocasión no fue diferente. Similar a lo que había dicho unos minutos antes, Bayley dejó claro que nadie los manda ni les dice donde tocar; ellos son dueños de sus vidas y no pertenecen a compañías que les roban a los fans, lo que por supuesto provocó un estallido de aplausos por parte de los eufóricos asistentes. “Robot” fue el corte que puso la guinda de la torta a este pequeño discurso, con el que cerraron una excelente presentación.

Pero en menos de cinco minutos, vuelven al escenario lanzando cerveza, mientras Blaze invita a todos a “olvidarse de mañana, olvidarse de más rato, sólo vivir el presente y disfrutar”, que da paso al que sería el último tema de la noche, “Kill & Destroy”. Cerca de la 1.20, Bayley y compañía finalizan un show lleno de energía y entrega absoluta a los fans. Quienes se quedaron en el Rock & Guitarras tuvieron una sesión gratis de meet & greet, pues Blaze, agradecido, se tomó fotos con ellos y les firmó discos y entradas. En verdad fue un espectáculo que tal vez no tuvo la promoción adecuada, tal vez demandó una espera algo excesiva, pero dejó a los asistentes con la sensación de haber participado de una presentación impecable y llena de fuerza.

Por Isabel Mallea
Fotos por Alan Aracena