Fans chilenos emocionan y exasperan a Benediction

Los fanáticos chilenos son apasionados, bullangueros y cuando no consiguen bajar su nivel de agitación pueden transformarse en un fastidio. Así ocurrió durante el tremendo y esperado concierto ofrecido por la banda de death metal británica Benediction, que recibió lo mejor y lo más irritante de la audiencia local, al punto de advertir que tomarían un vuelo de regreso si el estrecho escenario del Rock & Guitarras se convertía en un paseo público.

El show partió tarde, bien para nosotros que íbamos con retraso después de habernos consumido en un tremendo taco en Paine. Solo alcancé a ver el final de Massacre, por lo que no opinaré respecto a su puesta en escena. Una vez terminado su show, aparecieron estos tipos serios instalando sus cosas, tarea en la que se tomaron bastante tiempo. Y bastó que tocaran el primer riff para darme cuenta de lo que venía: un sonido áspero y filudo paneado en ambas guitarras.

Comenzaron a sucederse los temas dejándonos gratamente satisfechos y el público empezó a manifestarse. Ya a la mitad del show y casi sin percatarme del tiempo transcurrido levanté la vista y vi como este trío de cuerdas daba una cátedra del mejor death metal inglés, ese con cortes bien demarcados como en “Nothing On The Inside” y “Suffering Feeds Me”, ultra heavys mezclados con ritmos sincopados del hardcore/punk. “Cogote de goma a full” en las palabras de un amigo.

En esos momentos todos disfrutaban ciento por ciento el recital. Por desgracia, algunos sujetos daban un triste espectáculo para los músicos y el resto del público. La buena disposición de la banda, que sostenía que todo fanático era bienvenido en el escenario mientras no interrumpiera el cometido de los músicos, se diluyó en la obstinación de no más de cinco individuos que subieron una y otra vez. Tanto, que el grupo debió pausar tres veces ya que estos tipos que se repetían el plato amenazaban la continuidad del show al cortar los cables, mojar las guitarras e intentar robar la polera a Dave Hunt en la mitad del clásico “Magnificant”, coreado por todos.

El calvo frontman terminó cediendo su atuendo y el fanático favorecido transformó el gesto en un amable intercambio que casi le cuesta la cabeza tras un ademán de golpe de bajo de Frank Healy, quien se notaba muy incómodo empujando a los intrusos fuera de las tablas. Una lástima para quienes disfrutábamos del concierto y veíamos como la banda le daba un par de vueltas al tema, se calmaba y retomaba la entrega. Sí, porque tras este inconveniente Benediction continuó interpretando con más energía e igual manejo. Y Hunt, mantenía esa voz potentísima.

Una banda de lujo que pisó nuestro territorio después de 24 años, como el vocalista repitió en un par de oportunidades. No quedamos indiferentes frente a tal magnitud de metal y tal cual indicó el intérprete, no deseamos que pase un número similar de años para que regresen a estas latitudes.

Por Sergio Evans
Fotos de María Loreto Correa