Y regresó el festín de las banderas tricolores, el desfile de guitarras hechas a la medida de Dave Mustaine y la euforia febril de los fanáticos locales de Megadeth. En ésta, su sexta visita a territorio nacional, la banda corroboró la pasión que gatilla entre sus seguidores, que entonan cánticos a la usanza de las hinchadas de fútbol y agasaja al pelirrojo dios de la guitarra lanzándole un sinnúmero de banderas durante lo que dura el concierto.
El Movistar Arena volvió a acoger a los fans de la banda estadounidense. A veinte años de su lanzamiento, el programa consignaba el repaso completo del álbum “Rust In Peace”, uno de los más importantes de su discografía con piezas de la talla de “Holy Wars” y “Hangar 18”, auténticos himnos imprescindibles en cualquier setlist. Pero la jornada también se nutrió de las vibrantes ejecuciones de “Take No Prisioners”, “Tornado Of Souls”, “Five Magic”, “Poison Was The Cure”, “Lucretia”, “Dawn Patrol” y “Rust In Peace- Polaris”, coreadas a todo pulmón por la concurrencia.
A las nueve en punto, las luces del coliseo se apagaron para iniciar la introducción con un tema de Black Sabbath. A medida que los músicos se incorporaban al escenario, el público expresaba su jolgorio alzando cada vez más la voz hasta culminar con la irrupción de Dave Mustaine. “Dialectic Chaos”, de su disco 2009 “Endgame”, dio la partida a un evento que de ahí en más se volvió imparable. El cuarteto conformado además por el guitarrista Chris Broderick, el baterista Shawn Drover y Dave Ellefson, bajista fundador que retornó tras ocho años de ausencia, deleitó a los asistentes reproduciendo fuerte y por entero una de sus entregas más clásicas.
Para cerrar un espectáculo redondo que además incluyó los temas “This Day We Fight”, “Headcrusher” y “The Right To Go Insane”, del último álbum, Mustaine reservó para el cierre “A Tout Le Monde”, “Trust” -con la parte del estribillo traducida al castellano- y “Peace Sells”, en cuyo coro intercalaron “Skin O’ My Teeth”. Un show preciso que corroboró la vigencia de uno de los llamados cuatro grandes del thrash.
Fotos gentileza de Roberto Vergara