Finntroll: los trolls se apoderan de Santiago

Cuando llegué al Centro de Eventos Industria a eso de las 20 horas, me preguntaba dos cosas: ¿será este local tan malo como he escuchado? y ¿cuánta gente habrá? Según uno de los guardias, hasta esa hora habían entrado unas 80 personas y por cierto me sentí un poco decepcionada, pues una banda del nivel de Finntroll no merecía una asistencia tan baja. Sin embargo, al ingresar me llevé la grata sorpresa de que el vigilante estaba bastante lejos de la realidad y la zona habilitada para el show estaba casi repleta de unas 400 personas.

La otra pregunta se respondió al mismo tiempo: el local no es para nada apropiado para un concierto, en especial por la nula ventilación, un escenario muy pequeño, un sonido que dejaba bastante que desear y dos enormes pilares al medio del área para el público, que cortaba la visión para todos los que estábamos hacia atrás. Pero ¿iba a ser eso impedimento para disfrutar del show de estos trolls?

Ciertamente no, y esto quedó claro desde la presentación de los nacionales Folkheim, que comenzó a eso de las 20.30. En lo personal no los conocía y me llamaba la atención que un grupo chileno pudiese tocar algo que es tan propio de los países nórdicos, pero Folkheim ya tiene su público y demostró con creces que son una banda sólida y dignos representantes sureños del metal del norte. Con una presentación de media hora en que mostraron parte de su trabajo -y que muchos de los asistentes conocían y coreaban-, dejaron el ambiente prendido para el plato principal que todos esperaban con impaciencia.

A eso de las 21.30, las luces se apagaron y comenzó “Blodmarsch”, la intro de la placa Nifelvind que estos finlandeses se encuentran promocionando. Los miembros del grupo fueron apareciendo de a uno, y lo que llamó la atención fue que el batero no era Beast Dominator sino un reemplazante pues, según diría más adelante Vreth, éste habría tenido algún problema para unirse a la gira sudamericana. A pesar de esto, sólo unas leves descoordinaciones hacían notar el cambio de baterista. El resto de su performance estuvo impecable. “Solsagan” fue el primer corte y, como era de esperarse, desató la euforia entre los asistentes, que para esa hora deben haber sido unos 500. En un sueco que no estoy segura si era fiel a la letra o simplemente inventado, la mayoría coreaba la canción completa, y lo mismo ocurrió con “Slaget vid Blodsälv” y “Fiskarens Fiende”, que aunque son de discos más antiguos, fueron igualmente disfrutadas por la audiencia.

Recién aquí hubo la primera pausa y Vreth aprovechó para saludar a los fans, en un español bastante claro que lo hizo merecedor de una ovación. El show continuó con una dupleta de Nifelvind, “Den Frusna Munnen” y “Ett Norrskensdåd”, para luego mostrar otra pareja de temas, esta vez del disco inmediatamente anterior, “Ur Jordens Djup”. A estas alturas ya quedaba claro que, aunque los músicos demostraban su capacidad de interpretación y se sorprendían por el apabullante recibimiento de los fans del “fin del mundo”, el recinto escogido para su presentación dejaba mucho que desear.

Además de la pésima calidad del sonido, el tamaño del escenario impedía que los músicos se pudiesen mover mucho por el riesgo de tropezar o incluso caerse, y el calor, que ya era agobiante para los fans, debió ser asfixiante también para los músicos. Desde mi ubicación cerca de las puertas, durante todo el show vi salir a fans agotados que iban a refrescarse o tal vez sólo a respirar un poco de aire fresco, y al mirar al escenario, ¡se notaba que el maquillaje trollesco de los intérpretes también comenzaba a derretirse debido al calor! Pero todo eso pasaba a un segundo plano, y la fiesta tenía que continuar.

“¿Quieren escuchar algo de los comienzos de Finntroll?” preguntó Vreth para dar paso a “Midnattens Widunder”, del disco homónimo. Se podría haber pensado que las primeras placas de estos finlandeses no iban a tener tan buena aceptación entre el público, pero no fue así, ya que la fanaticada demostró que siguen a estos representantes del folk metal desde sus comienzos. Y también pareció que habían escuchado algunas cosas del público chileno pues, al comenzar el clásico “Olé, olé, olé” en una pausa entre temas, Vreth miró a sus compañeros con una expresión de sorpresa como diciendo “¡Es cierto! ¡Lo están cantando!”, y de inmediato la batería se unió al himno, aumentando la velocidad hasta convertirla en una versión black metal de nuestro clásico grito de guerra de los conciertos.

El show continuaba con gran potencia y nadie parecía mostrar signos de cansancio. Temas como “Eliytres”, “Skogens Hämnd” y “Under Bergets Rot” fueron coreados por todos, con mosh animado por el mismo Vreth y gente que incluso bailaba con los temas más fiesteros (si es que ese es el adjetivo correcto) de Finntroll. Pero sin duda uno de los momentos más potentes del show vino con “Trollhameren”, del disco “Nattfödd”, que se ha convertido en una especie de himno de estos representantes del folk metal. Aquí no hubo una sola persona que no levantara el puño para gritar “Trollhameren!”, y creo que varios quedamos con el cuello adolorido al tratar de girar la cabeza al ritmo de Vreth! Sin pausa continuaron con “Grottans Barn”, para dar paso a la que sería “la última canción”, “Maktens Spira” del disco “Ur Djordens Djup”. El público enloquecido saltaba, coreaba y bailaba el corte, y aclamaron a los músicos cuando estos dejaron sus instrumentos y agradecieron a sus fans para retirarse del escenario.

Nadie se movió de su puesto, y luego de unos cinco minutos y de más “Olé olé olé, Finntroll, Fintroll” y otros gritos tan típicos de nuestros lares, la banda regresa al escenario con la potente “Dråp”, del disco “Nifelvind”. Esos cinco minutos de espera parecieron servir de descanso a muchos pues el Centro de Eventos Industria volvió a estallar, sobre todo con “Jaktens Tid”, que sería el último corte del show. La banda demostró toda su potencia hasta el final, y la fanaticada respondió de igual forma, acompañando al vocalista en todas las líneas de las canciones y sin dejar de saltar y bailar, cuando el ritmo lo permitía.

Sorprendidos y agradecidos por el cálido recibimiento del público chileno, el primero de su gira sudamericana, los trolls se despidieron en medio de una ovación que no paraba. Y es que el show de Finntroll era lo que todos sus fanáticos esperaban, con cortes de todos sus discos, guitarras potentes y la trollesca garganta de Vreth: una presentación de gran calidad, a pesar de las condiciones no tan favorables del recinto, pero que de todas maneras dejó satisfechos a los asistentes que habían esperado por tanto tiempo la venida de estos finlandeses a nuestro país.

Texto por Isabel Mallea
Fotos por Julián Pacheco