Review: A Sorrowful Dream


A Sorrowful Dream
Toward Nothingness
Independiente
2009

Esta banda brasileña formada en 1996 lanza su primer larga duración, un material que cultiva una clara veta de metal gótico condimentada con sutiles matices de doom. La apertura de la placa, con el tema “Last Whisper From A Winter Gale”, es de una melancolía exquisita, aunque para mi decepción el disco no continúa en esa línea, sino que prosigue con pasajes mucho más rápidos en lo que a batería y tratamiento de las voces concierne.

“Toward Nothingness” es un disco que recopila diversas influencias. Las voces limpias y profundas de Éder recuerdan a Moonspell, en tanto Josie, su contraparte femenina, emula a The Gathering en los fraseos. A través de los nueve temas que componen el disco se aprecian sonoridades que refieren a vertientes tan dispares como Lullacry y On Thorns I Lay, aunque en todos permanece como hilo conductor el tono triste otorgado por el teclado de Mari. Las canciones son muy ricas en cuanto a cambios y no apuntan en una sola dirección. Por ejemplo, “The Bringer Of Light” resulta en una notoria referencia a Haggard.

A Sorrowful Dream seguro será de gusto de los seguidores de todas aquellas bandas de metal gótico y voces femeninas. Por afinidad personal, los segmentos cercanos al black metal, en particular en lo referido a la voz, no me terminan de convencer y quizá con otro tratamiento hubiesen escapado de un estilo bastante manoseado. El futuro parece prometedor para estos brasileños, dada la excelente calidad de músicos, quienes tienen todo en sus manos como para generar trabajos de la mejor factura.

A juzgar por el tema que titula la placa, incluido como bonus track, la personalidad de la banda aflora cuando aplican la máxima que señala que menos es más. Este corte, muy en la huella de The Third And The Mortal antiguo, demuestra que unos pocos elementos bastan para conseguir grandes cosas. Una voz etérea, un arpegio en guitarra acústica y un piano delicado apartan a esta banda de sus pares. Lucas, guitarrista y violinista, tiene toda mi admiración.

Por Sergio Evans

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